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Vuelve el “Mata Mua” al Thyssen: la jugada perfecta

Tras el final del tedioso y dilatado proceso de negociación entre la baronesa y el Ministerio de Cultura, el cuadro de Gauguin regresa del búnker andorrano para volver a colgar de las paredes del museo

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Es una habilidad que poseen algunas mujeres: poner en valor sus tesoros. Lo hacía la reina Victoria Eugenia, poniendo nombres propios a sus joyas; o la reina Victoria renombrando las tierras y palacios que compraba. Claro que la estrategia tampoco es exclusiva de las damas. Leonardo di Caprio ha comprado varios cuadros, entre otros un Picasso y un Basquiat y, cuando lo ha vendido, ha obtenido el doble de lo que le costaron. Evidentemente, en el pedigrí del cuadro ya figura que fue propiedad del actor y eso, faltaría más, también se paga.
“Mata Mua” de Gauguin estaba destinado a ser una obra maestra desde que se pintó. Fue expuesto por primera vez en la galería de Durand-Ruel en 1893 en una exposición individual del pintor y, solo dos años después, se subastaba en el Hotel Drouot de París. Gracias a lo elevado de la venta, el pintor pudo costearse su segundo y definitivo viaje a Oceanía. Pero aquella venta tenía truco: fue Gauguin el comprador a través de un intermediario y por eso, después de su muerte se expuso en el Salon d’Automne de París entre las obras propiedad del artista. Y allí comenzó su peregrinar por galerías y colecciones de todo el mundo.
El 10 de mayo de 1989 el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza lo compró en Sotheby’s Nueva York. Solo cinco años antes, el propio Barón había comprado la obra a medias con su amigo y también coleccionista boliviano Jaime Ortiz Patino. Cada uno podría tener la obra dos años y medio y, transcurrido los cinco años pactados, o uno recompraba al otro su parte o se vendía de nuevo en subasta. Thyssen ofreció a su amigo la otra mitad de los 3.800.000 dólares que habían pagado pero Patiño rechazó la oferta. Aquel cuadro ya tenía un gran pedigrí y estaba seguro de que valía mucho más. No se equivocaba.
Visité Villa Favorita a finales de los ochenta, cuando el cuadro aun era compartido por los dos magnates. Tita ya había echado el ojo a la pieza. Hasta el punto de que, cuando nos enseñó sus habitaciones, había hecho copiar en cerámica el “Mata Mua” en el fondo de la bañera jacuzzi de su dormitorio. Todo muy Tita. El 10 de mayo, el martillo bajó en 24.200.000 dólares. Muy pronto se supo que el Barón era el comprador. Y, tras el acuerdo Gobierno español-Thyssen-Bornemisza ¿Qué puede valer ahora la joya de la corona? Solo faltó ayer que el furgón blindado en el que venía el cuadro hiciera su entrada en el museo bajo palio.