José María Vitier: “Es una bendición haber nacido músico en el país de la música”
El pianista y compositor cubano, famoso por bandas sonoras como “Fresa y chocolate”, regresa a Madrid para dar un concierto en el Ateneo y presentará un libro de poemas
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Hijo de los poetas Cintio Vitier y Fina García Marruz, el pianista, compositor y director de cubano José María Vitier (La Habana, 1954), celebra 50 años de una carrera en la que ha creado composiciones para piano, orquesta sinfónica, coro y otros formatos de cámara y jazz, además de una exitosa incursión en el mundo cinematográfico, una trayectoria que mereció el Premio Nacional de Música 2021 por su mérito artístico y su “innovadora forma de vincular la expresión culta y las raíces populares de la música cubana”, además de contar con otros muchos reconocimientos internacionales. Vitier regresa a España para presentar el concierto «Música y otros rituales», mañana día 24 en el Ateneo de Madrid y presentará su primer poemario «Poemas, prosas y piano acompañante».
-¿Qué va a interpretar en este concierto?
-Voy a hacer un recuento de algunas cosas que han sido relevantes y significativas en mis 50 años de historia como pianista y compositor, piezas de distintas épocas, antiguas y recientes y algún estreno incluso que no he tocado en público nunca y cosas que quien conoce mi trabajo espera escuchar.
-Lo inédito es que va a presentar un libro.
-Eso hace de este concierto un evento único, es la primera vez que me ocurre. Es una recopilación de textos escritos en los últimos 15 años que incluye poemas, prosa, relatos breves, pensamientos y aforismos, estructurados en forma de cuadernillos temáticos, agrupados por su tesitura porque no dejo de pensar como músico y hago un libro como si fuera un disco, intentando darle una coherencia.
-Esto lo retrotrae a sus orígenes familiares.
-Sí, al mundo que viví en la infancia con mis padres y su entorno lleno de poesía y de poetas, aunque esto no me ayudo a publicarlo, esos antecedentes no fueron un acicate, sino todo lo contrario por la excelencia de esa tradición familiar, el nivel estaba tan alto que no me atrevía, pero mi editora insistió hasta conseguirlo, esos escritores y artistas están en mis orígenes y forman parte de un patrimonio del cual este librito es una humilde consecuencia.
-¿La poesía y el piano casan bien?
-Sí, mucha de mi música está inspirada en versos, yo gravé el disco “Canciones del buen amor”, con letras de grandes poetas y alguna mía y mi padre me escribió una nota sobre él diciéndome que la aspiración que debía tener es que la música y la poesía habitaran la misma morada y esta me parece muy buena manera de decirlo. Hay una alta poesía a la que no hay que darle la música porque ya la posee internamente y aunque reconozco que hay muchas cosas que se pueden decir sin música, hay algunas que solo pueden decirse con ella y esas son las que a mí me interesan.
-Usted tiene formación académica clásica, pero ha conectado bien con las músicas populares.
-La música popular me ha dado mucho, pero solo soy un dato del inmenso panorama cubano, al darme el Premio Nacional, lo primero que atiné a decir fue que “es una bendición haber nacido músico en el país de la música y haberme dedicado solo a eso”. Quienes definen categorías suelen coincidir en que soy un músico ecléctico en el sentido de inclusivo, porque desde el principio siempre ha habido la intención de ver el panorama musical en su conjunto, popular o culta, hay una relación como de vasos comunicantes.
-Como músico ecléctico, ha tocado muchos palos.
-Canciones, rumba, danzón, jazz, música de orquesta, cuerda, cámara, piano, música sacra, para niños, una ópera, ballet, bandas sonoras de películas…pero la característica de ser ecléctico e inclusivo no se explica tanto por haber trabajado formatos distintos, sino porque los pongo a dialogar entre ellos dentro de una misma obra, como puede ser Habana Concierto o la Misa cubana, donde puedes encontrar factores del folklore popular junto a otros de tradición clásica, me gusta más pensarlo de ese modo.
-¿Qué importancia tiene el jazz en su carrera?
-Ha sido una herramienta, un recurrente, no he hecho la carrera clásica de un jazzista, aunque he tocado en festivales grandes en América o La Habana, donde inauguré el gran festival del año pasado. Cuando me llaman acudo, Cuba es un país de grandes pianista y jazzista y está en el mapa del jazz mundial con grandes maestros y yo aprendo mucho de ellos.
-¿Y las bandas sonoras de películas?
-Están en mi comienzo como músico y me encanta trabajar para el cine, primero hice documentales, que fueron una especie de taller o escuela, y de ahí pasé al celuloide, donde he hecho muchos títulos, algunos que se recuerdan todavía, como “Fresa y chocolate”, “El Siglo de las luces” o “Cosas que deje en La Habana”.
-¿Cuáles son sus expectativas después de 50 años?
-Cuando uno sabe que el tiempo largo ya pasó, es muy importante concentrarse en lo que mejor sabe hacer, si pienso en todo lo que me gustaría haber hecho me va a dejar desencantado, quiero seguir escribiendo para piano y volver sobre obras antiguas para reescribirlas o perfeccionarlas, y luego hacer lo que se me da mejor, eso que si yo no hago no va a hacer nadie, que es un subconjunto más pequeño de cosas que el que ambicionaba, aparte de que uno piensa siempre que la mejor música es la que está por venir, tengo varios proyectos en camino y siento que tengo mucha música en mi interior todavía y mucho de lo que me ha movido siempre que es la ilusión...y esa es la palabra clave, ilusión.