Los retratos reales de Annie Leibovitz: El rey, de capitán general, y la reina, de Balenciaga
El Banco de España presenta, dentro de la exposición «La tiranía de Cronos», los retratos que la fotógrafa tomó de Don Felipe y Doña Letizia en el Palacio Real para conmemorar su veinte aniversario de boda y el décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI como jefe de Estado
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Annie Leibovitz se ha apartado de su línea más pop, aquella que le ha dado más fama, y, para sus retratos de Don Felipe y Doña Letizia, ha apostado por un trabajo que respetara la larga tradición española de retratos regios y entroncar, de esta manera, con pintores como Velázquez o Goya. El resultado son unas imágenes de excelente y evidente factura artística y claro acento regio.
El rey aparece retratado con el uniforme de Capitán General del Ejército de Tierra, con la banda azul de Carlos III, el fajín rojo que le corresponde como mando supremo de los tres ejércitos y el toisón de oro, aparte de otras destacadas condecoraciones militares. Don Felipe acudió a la sesión con tres trajes, pero se optó por este, que remarca su soberanía y supone un acertado contrapunto con la imagen de la Reina.
Doña Letizia asistió a esta cita con un ropero más amplio. Al principio se barajó la posibilidad de retratarla con una diadema, lo que resaltaría su condición de reina, pero, al final, se optó por otro aspecto más informal y que se saliera del protocolo. Por este motivo, a proposición de Doña Letizia, se escogió un vestido negro y una capa roja de Cristóbal Balenciaga procedentes de la Fundación Antoni de Montpalau, que conserva la colección de moda más amplia de nuestro país. En la fotografía aparece retratada también con un collar y unos pendientes de chatones de 1907 de la casa Ansorena. Unas joyas que cuentan con su propia historia. Fueron un presente de Alfonso XIII a su mujer, Victoria Eugenia de Battenberg. En la mano luce también un anillo, uno de los preferidos de la reina.
Don Felipe y Doña Letizia reciben la luz de la ventana que tienen a su izquierda y las ropas elegidas se compensan entre sí. Si el rojo de la capa de Letizia atrae en un primer instante la mirada, el uniforme del rey compensa y atrae los ojos de los visitantes hacia la solemnidad que destila su porte. Las fotografías son de igual altura y anchura, y, aunque son individuales, al situarlos juntos puede apreciarse la estancia entera donde fueron tomadas. Una de las curiosidades es que a la espalda del rey puede divisarse un reloj (una alegoría del buen gobierno, según marcan los cánones de la iconografía pictórica). Pero también aportan un detalle curioso: sus manecillas delatan la hora exacta en que se tomó la fotografía.
Elección del lugar
En 2022, el Banco de España abrió ya la posibilidad de solicitar a Annie Leibovitz, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2013, que sacara unas imágenes de los actuales Reyes de España para ampliar la galería de grandes retratos oficiales que la institución colecciona desde sus inicios, en 1782, cuando todavía recibía el nombre de Banco de San Carlos.
Después de hablar con Casa Real, para valorar si estaban de acuerdo con esta propuesta, los reyes de España abrieron un hueco en su agenda. El día elegido fue el pasado 7 de febrero, que es cuando se tomaron estas instantáneas. Uno de los puntos que se debatió fue el lugar para llevar a cabo este trabajo. Desde el principio coincidieron en que tenía que ser en uno de los edificios de Patrimonio Nacional. Después de algunas deliberaciones se acordó que ese sitio sería el Palacio Real de Madrid.
Desde entonces, se han custodiado estas fotos con enorme celo, pero, a partir de ahora, se pueden contemplar dentro del marco de una exposición: «La tiranía de cronos», que se exhibe en el Banco de España. Durante este tiempo apenas se han desvelado detalles sobre ellas. Solo que la tarifa de la artista estadounidense ascendió a 137.000 euros (más baja de su precio habitual). A esto hay que sumar otros 80.000 por el retrato que ha realizado de Pablo Hernández de Cos, el último gobernador del Banco de España.
Para la sesión, que duró más de cinco horas, se cerró al público el Palacio Real. Algunos sorprendieron al Rey llegando a sus estancias esa misma mañana y poco después se filtró que la Reina luciría un vestido de Balenciaga procedente de una colección privada.
Aire pictórico
Durante los seis meses previos, la fotógrafa envío a Madrid a varios ayudantes para elegir el espacio más adecuado para tomar las imágenes. Al final determinaron que el lugar apropiado era el salón Gasparini. La artista encontró sugerente la decoración de esta dependencia, que queda reflejada con una asombrosa nitidez en las fotografías. Annie Leibovitz empleó una cámara digital para realizarlas, contó con la ayuda de cinco colaboradores y, al parecer, tuvo presente el retrato de Don Juan Carlos que hizo Carmen Laffon en 1987. De ahí, quizá, ese aire pictórico que respiran estas instantáneas. De hecho, el papel que se ha empleado para el revelado está elegido a propósito para resaltar este aspecto.
Cuando uno piensa en Annie Leibovitz enseguida le vienen a la cabeza la foto de John Lennon y Yoko Ono para «Rolling Stone»; la de Demi Moore embarazada en la portada de «Vanity Fair»; la de Whoopi Goldberg sumergida en una bañera de leche; la cara pintada de blanco de Meryl Streep o a Angelina Jolie enseñando los indescifrables tatuajes que recorren su espalda. Pero a lo largo de su carrera profesional, la artista norteamericana se ha convertido también en la lente preferida de grandes autoridades de la política y la religión. Annie Leibovitz ha retratado al Papa Francisco y sacó una imagen muy célebre, y de un carácter informal, de la familia de Barack Obama, que es icónica.
Sin embargo, en esta ocasión ha optado por una estética semejante a la que empleó para inmortalizar a la Reina Isabel II de Inglaterra. Sobre todo, las que tomó de la veterana regente en el interior de los salones palaciegos. sobre todo, inmortalizó a Isabel II de Inglaterra en imagen que ya también es historia. Ahora le tocaba el turno a los Reyes de España, a los que, precisamente, conoció de manera personal cuando acudió a recoger el Premio Príncipe de Asturias. Quizá, por ese mismo motivo, la estadounidense no dudó en retratarlos cuando le plantearon la oportunidad.
No es la primera vez que Felipe VI y Doña Letizia posan para una fotógrafa de renombre. Ya lo hicieron con anterioridad para Cristina García Rodero y Estela de Castro. Pero ahora se enfrentaban a una artista internacional que ha acaparado todos los focos y que, además, con su trabajo, pretende conmemorar los veinte años de su matrimonio y su décimo aniversario como jefes de Estado. Dos fechas cruciales de sus biografías.