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John Gray: "Hemos vuelto a lo que siempre fue la Historia pero con nuevas tecnologías"

El filósofo británico revisa el declive del liberalismo desde la perspectiva de Thomas Hobbes en "Los nuevos leviatanes"
John Gray, autor de "Filosofía felina"
John Gray, autor de "Filosofía felina"La RazónLa Razón

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John Gray (Reino Unido, 1948) es un hombre permanentemente decepcionado pero tan brillante que de su pesadumbre rezuma un análisis apasionante. El que está considerado como uno de los filósofos vivos más seguidos del mundo publica ahora «Los nuevos leviatanes» (Sexto Piso), un compendio de reflexiones sobre el panorama que deja el liberalismo fallido siguiendo el pensamiento de Thomas Hobbes.
¿Qué opinaría Thomas Hobbes sobre los leviatanes de hoy en día?
Creo que Hobbes vería a los leviatanes de Occidente como débiles y divididos. Recuerda que él piensa en el Leviatán como un poder soberano que mantiene la paz y permite lo que él llama una "vida cómoda", que incluye las artes, la literatura, el ocio, la industria y el crecimiento de la riqueza. Lo que predomina en casi todos los países occidentales es que están profundamente divididos en sus valores internos. Hay grupos que intentan limitar al Estado con teorías de derechos humanos y, por otro lado, hay movimientos populistas que desafían eso. Así que no creo que exista un Leviatán en Occidente hoy en día.
Entonces, ¿cree que los leviatanes actuales de Occidente intentan cambiar la mentalidad de sus ciudadanos?
Sí, lo intentan, pero son menos exitosos que el Leviatán que Hobbes imaginaba. Él tenía una visión más modesta. Ahora, también hay leviatanes fuera de Occidente, como en China y Rusia, que son más fuertes, aunque cometen grandes errores. Y, aunque me considero liberal, debo admitir que los leviatanes no occidentales pueden mantener largas luchas, coaccionar a sus ciudadanos para que sirvan de soldados y reprimir eficazmente. Mientras que el poder de los leviatanes occidentales está disminuyendo.
En cuanto a China, muchos pensaron que llegarían a la democracia a través del crecimiento económico, pero no ha sido así.
Yo nunca pensé que eso sucedería. Recuerdo que en los años 90 daba conferencias a banqueros y grupos industriales, y siempre decía que China no evolucionaría hacia una democracia al estilo occidental, por muy exitosa que fuera su economía. China, entonces y ahora, es un Estado totalitario. No tiene un sistema judicial independiente ni un estado de Derecho, pero ha sido increíblemente exitosa económicamente, aunque ahora enfrenta problemas serios como la deuda y el envejecimiento de la población.
¿Diría que la idea de que China evolucionaría hacia la democracia fue una ilusión?
Sí, fue una completa ilusión. Muchos en Occidente se contaban esa historia tras el fin de la Guerra Fría y la victoria de Occidente. Pero nunca pensé que sucedería. Rusia es otro ejemplo; nunca ha tenido un sistema democrático liberal por mucho tiempo. Siempre ha habido autoritarismo, dictaduras o anarquía. Así que creo que era una historia que Occidente se contaba para sentirse cómodo, a pesar de que los hechos no apoyaban esa narrativa.
¿Qué piensa de los intelectuales chinos? ¿Cuál es su rol en este camino no democrático?
Bueno, tienen que ser cuidadosos. Un par de economistas han desaparecido recientemente por criticar la política económica china. Pero, en muchos aspectos, los intelectuales chinos están mejor educados que los occidentales. En China, hay varias universidades donde se enseñan los clásicos occidentales, como Homero y Aristóteles, en sus idiomas originales. Esto está desapareciendo en Occidente. Además, leen mucho sobre teoría política occidental, desde Tocqueville hasta Hobbes y Edmund Burke.
¿Tienen una mayor comprensión de la teoría política occidental que muchos académicos en Occidente?
Sí, definitivamente. Aunque su libertad está limitada por el Estado, adquieren una erudición considerable en áreas que en Occidente se están descuidando. Es importante recordar que aquí la libertad intelectual y de expresión también está limitada, pero no por el Estado, sino por las propias instituciones, como universidades y medios de comunicación. Es interesante cómo, aunque la represión en China es mucho más severa, en Occidente la censura viene desde adentro.
Estuve entrevistando a Wendy Brown la semana pasada y ella me dijo que cree que el movimiento woke está muerto. ¿Qué piensa usted?
Creo que es todo lo contrario. En las universidades americanas, por ejemplo, son verdaderos focos de represión progresista, racismo y antisemitismo. Si te desvías de la ortodoxia progresista, es difícil conseguir trabajo, y si ya tienes una buena posición, pueden hacer tu vida insoportable. Algunas personas piensan que el movimiento woke está desapareciendo, pero creo que, al contrario, se está fortaleciendo, sobre todo entre los jóvenes que están comenzando sus carreras.
¿Seremos testigos de más influencia de estas ideas en el futuro?
Sí, definitivamente. Los jóvenes han sido educados para pensar de esta manera, y en 10 o 20 años, estarán tomando decisiones. El movimiento será aún más fuerte, aunque no significa que no pueda ser resistido. Algunas personas aún luchamos por la libertad de expresión. Pero sí, el movimiento sigue siendo muy poderoso y lo será aún más.
¿Qué diría Hobbes sobre el auge de los partidos de extrema derecha en Occidente?
Esa es una pregunta que debería hacerle a los liberales actuales. El populismo, que es como ellos llaman a estos movimientos, son una reacción política a sus propias políticas. Pero si preguntas a un liberal, nunca admitirán que sus políticas tienen alguna culpa, siempre dirán que no fueron lo suficientemente liberales.
Claro, es como decir que no fueron lo suficientemente puros.
Exactamente. Como los comunistas que decían que el problema de la Unión Soviética era que no habían sido lo suficientemente radicales o violentos.
¿Cuál es su opinión personal sobre lo que pasó en las elecciones de 2016 en EE UU? ¿Por qué ganó Trump?
Bueno, mira, te puedo contar una anécdota. Yo estaba en Nueva York cuando se anunció la victoria de Trump, en noviembre de 2016. La mayoría de las personas que conoces en el mundo académico y en los medios de Nueva York son liberales. Y casi todos entraron en una profunda crisis mental. Yo esperaba que Trump ganara, e incluso di charlas en la radio y en la BBC diciendo que lo haría, así que no me sorprendió. Estaba seguro de que ganaría después de que Hillary Clinton hablara de los “deplorables”, es decir, el 40% de la población estadounidense. Cuando dijo eso, pensé: "Bueno, esto ya está decidido. Trump va a ganar". Aun así, no me agradaba la idea en absoluto. Pero lo que realmente me sorprendió, y hasta me divirtió un poco, fue la reacción de los liberales: hubo un brote de locura colectiva. Fue la primera vez que vi a una sociedad entrar en una especie de psicosis masiva. Todos los liberales con los que hablé decían que todo había sido culpa de los rusos.
¿Y es que no intervinieron?
Quizás intervinieron un poco. Puede que los rusos gastaran algo de dinero en publicidad, no lo niego. Pero el impacto fue mínimo. Consulté a alguien que trabaja en una de las grandes compañías tecnológicas y el jefe de seguridad me dijo: "Sí, intervinieron, pero fue poco y no tuvo mucho efecto". Las verdaderas causas del surgimiento de Trump fueron más profundas: después de 30 años de crecimiento económico, muchos trabajadores no vieron mejorar sus ingresos. Industrias enteras se trasladaron a China, y grandes partes de Estados Unidos, como los Apalaches, se convirtieron en zonas post-industriales devastadas. Hillary no les ofreció nada, solo los llamó "deplorables" por querer que alguien mejorara su situación. Así que el triunfo de Trump se debió más a los efectos internos de las políticas neoliberales, que le dieron la oportunidad de ganar, además de la pésima campaña de Hillary. Pero, en Nueva York, todos decían que fue culpa de los rusos. Puede que un 5% lo fuera, pero el 95% era algo originado en la propia sociedad estadounidense.
¿Cómo se describiría políticamente?
Bueno, combino algunas paradojas. En mi columna del New Statesman ataco constantemente el "wokenismo" en universidades y otros ámbitos. En ese sentido, supongo que podría alinearme con la derecha anti-woke, aunque no todos los anti-woke son de derecha; algunos son de la vieja izquierda, como los marxistas tradicionales, y siento respeto por ellos. Por otro lado, soy un crítico fuerte de lo que solía ser la derecha. He criticado las políticas de libre mercado. Apoyé a Thatcher hace 40 años porque, en ese momento, pensé que sus soluciones eran las que necesitábamos, al menos en Reino Unido. Pero eso fue hace 50 años. Desde entonces, el capitalismo ha crecido y se ha vuelto una bestia indomable. He sido muy crítico con los conservadores británicos en los últimos diez años porque pienso que la privatización no ha funcionado en sectores como el agua o los ferrocarriles. En muchos aspectos, creo que lo que se necesita es propiedad pública, nacionalización. Así que, en algunos aspectos, soy como del viejo laborismo. Crecí en el noreste de Inglaterra, donde era muy fuerte. Eran socialdemócratas y firmes anticomunistas. Pero es difícil imaginar resucitar el viejo laborismo en el mundo moderno, ya que las circunstancias han cambiado mucho.
¿Cómo ve el conflicto en Gaza y Líbano en relación con la naturaleza humana?
No creo que las causas sean universales en ese sentido, pero es cierto que, en 1989, cuando Fukuyama escribió sobre el "fin de la historia", muchos pensaron que la era de los conflictos había terminado. Yo siempre dije que eso no era el fin de la historia, sino el fin de la hegemonía liberal. Lo que hemos visto desde entonces es una reversión a la historia clásica: guerras por recursos, guerras religiosas, conflictos étnicos, dictaduras. Hemos vuelto a lo que siempre fue la historia pero con nuevas tecnologías. Durante un tiempo, después de la Revolución Francesa, la democracia creció, pero colapsó en 1914. En esa época, los imperios se desmoronaron y fueron reemplazados por cosas aún peores, como el nazismo. Fue solo después de la Segunda Guerra Mundial que la democracia se restableció en Europa, pero incluso entonces, solo en la mitad occidental, ya que la otra mitad sufrió bajo el comunismo.
¿Cree en el libre albedrío?
Creo que la idea de libre albedrío es una ilusión, especialmente cuando se habla de humanidad como un todo. No existe algo llamado "la humanidad" como un agente colectivo. Lo que existe son millones de personas en diferentes grupos con objetivos contradictorios. Incluso dentro de cada persona hay conflictos internos. La idea de que la humanidad puede colectivamente dar forma a su futuro es una fantasía. Ahora, si hablamos de libre albedrío a nivel individual, no lo sé. A veces parece una ilusión, pero quizás tiene algo de verdad en algunos contextos.
¿En qué aspectos se sientes similar a Hobbes, incluso a nivel personal?
Quizás me parezco a Hobbes en que tengo una mente independiente, pero también soy algo tímido.