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"Fatum": Luis Tosar vuelve al thriller ético

Juan Galiñanes dirige la adrenalínica «Fatum», con el azar y las casualidades como motor de una enrevesada trama
Luis Tosar (dcha.) y Álex García en "Fatum"
Luis Tosar (dcha.) y Álex García en "Fatum"UNIVERSAL
La Razón

Madrid Creada:

Última actualización:

Ya sabemos qué le da exactamente Luis Tosar al thriller español, rostro visible y protagonista de éxitos de público y taquilla como «Celda 211» (2009), «El niño» (2014) o «El desconocido» (2015). Pero, ante el estreno de «Fatum», en la que el actor gallego vuelve a ser vehículo de la adrenalina más cinéfila, cabe preguntarse, qué le aporta el thriller a Luis Tosar. «Me llaman mucho la atención los guiones más dinámicos, esos que te llevan a situaciones límite. Los que te enganchan de principio a fin», comienza a explicar el ganador de nada menos que tres Premios Goya sobre una nueva colaboración con la productora Vaca Films («Código Emperador», «Quien a hierro mata»), esta vez a las órdenes de Juan Galiñanes.
Y sigue: «Esta película mantiene a sus personajes al borde del precipicio, por una serie de coincidencias, durante todo el metraje. Es un thriller que explota, que se desata en situaciones desesperadas. Y, de hecho, aquí los personajes masculinos quedan expuestos a situaciones muy frágiles, algo nada habitual en el thriller», completa, convencido.
Ese límite, ese precipicio, pasa en «Fatum» por un aparatoso atraco: atrapado por las deudas de juego, el personaje de Tosar se lo juega todo a una última apuesta deportiva a riesgo de perder definitivamente de vista a su mujer e hijos, justo cuando el asaltante al que da vida Arón Piper irrumpe en el local a punta de pistola. El destino de todos, en ese instante, pasará a manos del personaje que encarna Álex García, francotirador de la Policía pendiente y desesperado por un trasplante para su hijo.
Un trampolín irreal
«Fue una película que escribí hace bastantes años y que se quedó en un cajón. Pero estoy agradecido de que haya sido así, porque trata sobre la paternidad y ahora me siento mucho más preparado para contarla», explica un Galiñanes que, además de firmar el guion, salta desde el montaje a la dirección tras trabajar en series como «La unidad» o «Hierro». Y completa, sobre la gasolina que es en realidad la ludopatía en su filme: «Parece algo antiguo, pero es que se ha ido transformando. Hoy en día es un negocio que mueve muchísimo dinero. El problema ya no es tanto el crecimiento de ello, sino cómo lo normalizamos, lo hipócritas que somos respecto al tema».
Tosar, igual de crítico, también se implica: «En épocas de crisis, la gente intenta buscar la salida más fácil. Y las apuestas ofrecen un trampolín irreal al que muchas personas se agarran por pura desesperación. No deberíamos dejar que los grandes deportistas se asocien a esto sin ningún pudor», añade reivindicativo el actor sobre un filme que funciona mejor como chute adrenalínico que como debate ético.