El perro que casi gana un Oscar a mejor guionista
Los animales también pueden jugar un papel clave en las películas
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El ser humano convive con distintos animales desde hace varios siglos. Los perros son el mejor ejemplo de esta simbiosis que se da en el mundo y que ha conseguido entablar relaciones muy especiales.
Como mascotas los perros han conseguido llegar a lo más alto gracias a su fidelidad. Desde que este animal acompañase a los primeros cazadores en busca de presas la relación establecida ha ido aumentando hasta cotas inimaginables.
Conseguir la categoría de “el mejor amigo del hombre” está al alcance de solamente un animal y los canes han logrado esta victoria con esfuerzo. Además, su gran relación con los humanos ha llevado a los perros a trabajar codo a codo con nosotros en distintas profesiones como policía o actor, algo muy reconocido.
Bajo esta profesión es donde empieza esta historia. Cada año los amantes del cine esperan un momento mágico. La entrega de los Premios de la Academia, popularmente llamados Premios Óscar, son todo un acontecimiento en el mundo audiovisual debido a su gran repercusion histórica entre el público y la critica que consigue llegar a prácticamente todos los rincones del planeta.
Polémicas, actuaciones memorables y demás han conseguido que estos premios sean todo un acontecimiento que muchos esperan ansiosos. Así, este 2022 se celebra la 94.ª edición que tratará de escoger las mejores películas estrenadas entre enero y diciembre del 2021 y como cada año seguro que no deja a nadie indiferente.
Las galas de los Oscar cuentan con cientos de anécdotas que sería difícil enumerar. Una de ellas es la rocambolesca historia de como un perro estuvo muy cerca de “levantar” una estatuilla dorada el año 1985 tras su nominación a mejor guionista.
El perro nominado
En el año 1984 se estrenó una de las múltiples adaptaciones de Tarzán. La novela escrita por el estadounidense Edgar Rice Burroughs fue llevada al cine ese año bajo un personaje bastante inteligente que se alejaba de otras versiones donde el protagonista resultaba mucho más primitivo.
Además, esta película dirigida por Hugh Hudson variaba en gran medida de la obra original gracias a la adaptación del guionista Robert Twane. En este punto es donde un pequeño can entra en escena siendo nominado por la Academia para poder ser elegido ganador de un Oscar.
Twane fue despedido dos años antes por la productora que se encargaba de la película de Tarzan debido a un fracaso comercial con otro largometraje. Así, el autor de aquel guion adaptado era desplazado del film aunque debía seguir estando presente su nombre por haber escrito las páginas que daban vida a los personajes en la pantalla.
Así las cosas, Twane decidió que se acreditase a P. H. Vazak, un pastor húngaro propiedad del guionista, como si lo hubiera escrito. Por este motivo, el nombre del perro apareció en los créditos finales del largometraje algo que, además, pudo acabar en toda una fiesta para el can.
Los Oscar eligieron la película escrita por Twane como una de las nominadas a mejor guion adaptado dando posibilidad al perro de ser reconocido como el mejor guionista del año en esa categoría. Por fortuna o por desgracia esto no sucedió y el galardón recalo en Peter Shaffer por su libro de Amadeus.
Aunque Vazak no subiese al escenario en aquella ocasión un perro estuvo más cerca que nunca de recoger un galardón humano, toda una proeza que hubiese escrito un libro dorado en la historia del cine.