Carlos Vermut, presencia fantasma en unos Premios Feroz con miedo a ofender
La denuncia por conductas sexuales violentas al director de «Magical Girl» apenas se mencionó durante la ceremonia
Madrid Creada:
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Terremoto, huracán y hasta cataclismo. Pero luego, cuando más roja y candente estaba la alfombra, más fría era la respuesta. Ojalá trabajáramos tan rápido con el tema del cambio climático. El cine español en su totalidad se levantó ayer despeinado con las acusaciones que tres mujeres vertían sobre el director Carlos Vermut, nominado cuatro veces al Goya, por un presunto comportamiento continuado de violencia sexual. Quizá por lo oscuro del tema, quizá por lo gris de unos hechos que no se han judicializado por el momento, o por lo blanco que cada uno prefiere tener el historial de declaraciones (no vaya a ser que tal), la flor y nata del audiovisual español no se significó especialmente en los Premios Feroz. Para gustos, colores.
Los galardones que entrega la prensa y crítica especializada, agrupada en AICE (Asociación de Informadores Cinematográficos de España), desplegaron anoche en el madrileño Palacio de Vistalegre la gala de su décimo aniversario, marcada una vez más por la polémica. Si hace dos años el lío lo organizó Victoria Abril, mostrándose crítica ante el sistema de vacunación y poniendo en duda el propio concepto de la pandemia, el año pasado, en Zaragoza, el jaleo vino dado por la fiesta de celebración de los premiados, donde el productor Javier Pérez Santana era detenido tras haber agredido, presuntamente, a algunas de las presentes ya entrada la madrugada. Es como si la ceremonia, llena de periodistas, estuviera condenada a marcar el paso informativo de una temporada de premios que tendrá su punto álgido el próximo 11 de febrero, desde Valladolid, con la celebración de los Premios Goya.
La ceremonia, presentada por unos más que correctos Coria Castillo y Brais Efe, quien reconocía a LARAZÓN que el asunto Vermut le revolvió el estómago y le hizo llorar, tuvo que darse a la sombra del primer caso de denuncia en nuestro país, en la industria del cine, y con nombre y apellidos. Así ocurrió con el monólogo inicial, que no mencionó nada al respecto.
[[H2:Premios «para las víctimas»]]
«Después de la gala me voy a ir a mi casa para no sufrir ninguna agresión no consentida», alcanzaba a decir a este diario la comunicadora Inés Hernand, quizá porque no está ungida de los vicios de la industria. Una veterana como Isabel Coixet, también porque está de vuelta de lo bueno, lo malo y lo regular, tampoco se censuró: «Llegar al estatuto de victima es una puta mierda», explicaba la directora de «Un amor», antes de denunciar la cultura del silencio en el cine español: «Tu entorno te dice enseguida que no es para tanto», se quejó.
En la misma línea se pronunció la actriz Laura Galán («Cerdita»), dedicando los premios «a las víctimas», o la Ministra de Trabajo y Vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz: «Tanto en el mundo del cine, como el deporte, el derecho o la limpieza, basta ya de violencias machistas y todo el compromiso del Gobierno de España para expresar nuestro rechazo», explicaba la líder de Sumar, presente junto al Ministro de Cultura, Ernest Urtasun.
Todas las voces, por autorizadas que estén incluso en el Ejecutivo, se antojan mínimas ante el señalamiento de uno de los hombres con los que más han trabajado algunos de los presentes en la gala. Sobre todo, si casi la única condena explícita a los presuntos comportamientos de Vermut tiene que venir de la presidenta de la AICE, una María Guerra que animó a seguir denunciando pero no terminó de leerle la cartilla a los presentes, que le dieron hasta más palos a Pablo Motos, no sin razón pero como miedosos de ofender.