“Vidas provisionales”: Ceaucescu y un país entero bajo sospecha
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Por Sagrario Fernández Prieto
Gabriela Adamesteanu nació en Rumanía en 1942 y no comenzó a escribir hasta los 33 años, cuando cayó el régimen de Ceaucescu, porque no quería publicar bajo el «realismo socialista». Este dato es fundamental para entender una obra que puede recorrerse como un sendero político y emocional en los países de la órbita rusa durante el comunismo. Su primera novela, publicada en 1975 y titulada «El mismo camino de todos los días», fue un gran éxito en el que describió espléndidamente la educación sentimental en su país durante los años sesenta.
Después vio la luz «Una mañana perdida» (1983), con la que se dio a conocer internacionalmente y en la que llevó a cabo una valiosa crónica sentimental sobre varias generaciones perdidas en el siglo XX. En sus obras siempre hay una mujer que recuerda y vive bajo un régimen de opresión. En efecto, «Vidas provisionales» transcurre en los 70; Letitia, la protagonista, está casada y tiene un amante, pero cuando se asoma a la ventana del dormitorio mientras escuchan a los Beatles o a U2 contempla una plaza presidida por una estatua de Lenin.
Son ciudadanos vigilados, bajo sospecha, viven en un país donde los «culpables» se inventan y se delatan para recibir como premio una buena vivienda, un país donde la policía secreta, la Securitate, está infiltrada en ministerios, oficinas y colegios, donde escuchar la radio Europa Libre puede suponer una pena de cadena perpetua. Para que exprese el miedo, la opresión, la frustración, la autora concede a su personaje el valor testimonial y emocional de la primera persona, quién mejor para narrar su historia que una joven con una familia llena de represaliados, con un padre en la cárcel y una madre en continuo lamento.
Los recuerdos de Laetitia refuerzan el clima de falta de expectativas en todos los aspectos de la vida, por muy íntimos que sean; el desánimo invade las vidas y la melancolía circula entre sábanas, canciones y en esta magnífica novela. Adamesteanu demuestra en sus obras que es una maestra al describir la atmósfera de una época y lograr que el lector sienta la asfixia de la intrusión de lo político en la vida cotidiana, lo que significa vivir con el miedo instalado tan profundamente en una sociedad sin libertad que incluso los deseos se convierten en despojos.
▲ Lo mejor
Es un vivo e interesante recorrido histórico por la Rumanía comunista durante el siglo XX
▼ Lo peor
Realmente no podemos decir nada, incluso hay que destacar la impecable traducción