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Crítica de “Animales fantásticos: los secretos de Dumbledore”: la varita sale del armario ★★★

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Director: David Yates. Guion: Steve Kloves, J. K. Rowling. Intérpretes: Mads Mikkelsen, Jude Law, Eddie Redmayne, Ezra Miller, Katherine Waterston, Alison Sudol. Reino Unido, 2022. Duración: 142 minutos. Acción/aventuras.
Cuando comienza la tercera entrega de «Animales fantásticos» te quedas literalmente de piedra. Bueno, si no has leído antes la riada de informaciones que salpican Google por aquí y por allá. «Informaciones», estamos en tiempos del latón barato y la cosa incierta vía internet, que afirman que el profesor Albus Dumbledore (Jude Law, la barba le sienta fatal aunque sigue siendo un actor en condiciones) reafirma en esta película sin ambages que es gay perdido y estaba, ayer, hoy y siempre, enamorado hasta las trancas del pérfido villano, Gellert Grindelwald (Mads Mikkelsen). Es una verdad relativa. Porque, claro, dos no se quieren cuando uno no desea siquiera reconocerlo, y aquí no queda la cosa clara, porque ni un mal beso nos regala los estudios para confirmar el lío sentimental; nada, por no haber, no hay tampoco un triste flashback sobre el deseo de la carne, que se nos roba igualmente.
Es cuestión de fe, al cabo, como ver esta película larguísima de dos horas y media a la que le sobra un tiro largo metraje y tan literalmente oscura (quizá para que los efectos digitales calcen bien) que sigue con más de lo mismo: tras un arranque triste digno del antiguo Disney con un pobre animal asesinado por cazadores sin escrúpulos, el malo hace planes, y más, y venga, para apoderarse del mundo mágico, y, de paso, también del que habitamos los pobres mortales, a golpe de varita milagrosa. Y como Dumbledore, qué callado se lo tenía, cuánto secreto esconde aún con la condena impuesta de una joya atada al brazo, se ve incapaz de detenerlo solo, confía otra vez en el magizoólogo Newt Scamander (Eddie Redmayne, que ya ha perdido todo el protagonismo de la saga, por mucho bichito palo que le asome por el bolsillo) para dirigir a un equipo de magos y brujas en una misión que se torna, no solo peligrosa, también jodida y crucial.
En el fondo, y al igual que en las películas de la Marvel o en las del universo de la hoy tan injustamente denostada J. K.Rowking, autora de los libros en que se basa la saga y aunque Harry Potter siga pareciéndonos un cursi de mucho cuidado, el mundo parece que sigue teniendo miedo y necesidad de un señor villano. Y este, además, se presenta a las elecciones. El odio y el fanatismo, nos dice la autora, siguen vagando sueltos por el planeta para quienes lo quieran comprar. Solo hace falta hacer un truco barato y convencer a las masas.