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“Libertad”: el portentoso estío mental de Clara Roquet que inaugura una ambiciosa Seminci

El certamen vallisoletano da un salto de calidad en las producciones a concurso con nombres como Farhadi, Schroeder o Guediguian en su Sección Oficial
AVALON
La Razón

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Desde hace solo unas décadas, apenas días en nuestra cronología como especie, sabemos (o al menos intuimos teóricamente) que el tiempo es relativo. Ya se saben la cantinela: no es lo mismo una hora de espera en el dentista que una hora junto a su ser más querido compartiendo vida. Aunque suene cursi, y aunque la afirmación física del axioma ñoño venga del mismísimo Albert Einstein, el consenso general, el uso y la costumbre también nos explican que los minutos no pasan igual para todo el mundo. Si un astronauta consiguiera viajar a la velocidad de la luz, su concepción de los días sería distinta a la del que se quedó en la Tierra y, por tanto, su maduración misma, también. Aunque ocurra en un pueblo costero del Mediterráneo, y los astronautas aquí sean apenas niñas a punto de romper por adolescencia, la tesis de la relatividad temporal es crucial en “Libertad”, la película de Clara Roquet (Malla, 1988) que inaugura hoy la 66.ª Edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).
Aunque la película pudo verse en el pasado Festival de Cannes, dentro de la conocida como Semana de la Crítica, “Libertad” encuentra en el certamen vallisoletano su estreno en nuestro país y, por qué no, se apunta todavía a tiempo a la carrera por los galardones nacionales. Y no es para menos. El relato de Roquet, que además de dirigir escribe, es un apabullante estudio de la adolescencia y una portentosa reflexión sobre el estío mental. Aunque la etiqueta del “coming-of-age” se quede corta en un filme que también analiza las diferencias de clase, el fenómeno de la inmigración o la reagrupación familiar y la cultura machista del “eres muy madura para tu edad”, la mayoridad de la que hablaba en sus libros Carmen Laforet se deja sentir con fuerza en “Libertad”. Sí, es una película sobre la sensación de vacío y desapego paternal que sobreviene a la adolescencia, pero también es un ensayo sobre nuestra capacidad misma de madurar en torno a nuestros referentes.
Un clásico instantáneo
En la película, excelente y que opta a hacerse con la Espiga de Oro, seguimos a Nora (espléndida y silente María Morera Colomer), una niña que, junto a su madre, acaba de volver a casa de su abuela mientras sus padres atraviesan un proceso de separación. Allí conocerá a la Libertad del título, interpretada con toda la rabia adolescente posible por Nicolle García, e hija de la mujer colombiana encargada de los cuidados de la casa y de una abuela cada vez más senil. La inteligencia del guion de Roquet, que huye de los estereotipos a la hora de tratar la relación entre ambas jóvenes, pasa por actualizar el relato de corte del señorito, y otorgar a Libertad una personalidad propia, un fuego interno que eleva la película hasta el drama de la aceptación de las propias circunstancias. Para cuando Libertad le explica a Nora que no pueden tratarse como familia porque solo su madre “le limpia el culo” a su abuela, las líneas maestras del filme ya dibujan un clásico instantáneo.
Roquet, que debuta con “Libertad” en la dirección de largometrajes pero que cuenta con años de experiencia como guionista (”10.000 Km”, “Los días que vendrán”, “Petra”), es capaz de contar una historia de mujeres (o al menos, proyectos de) y de privilegio (o al menos, herederas de), sin olvidar sus propias condiciones materiales. El análisis profundo del filme, que se siente tan universal como cualquier joya del neorrealismo de antaño pero está imbuido en lo estético por la galantería veraniega que vino del norte de los Pirineos, nos permite hablar de una película auto-consciente en el mejor de los sentidos y, quizá, hasta cierto punto autobiográfica en el fondo, que no en la forma. Roquet supera ese mal endémico, iconoclasta y déspota del cine patrio de contar todo sobre un colectivo sin ese colectivo, y no solo eso, si no que consigue expandir las fronteras del mismo y jugar con la identificación como si de una realizadora mucho más experimentada se tratara. Uno puede perderse en que “Libertad”, en realidad, es un canto a la vida o una celebración de la propia independencia o emancipación, pero el subtexto de la obra va más allá para dibujar una película extraordinaria y tierna sobre el verano mental que marca el fin de la niñez.
Una Seminci repleta de nombres internacionales
Aunque la organización mostró por redes sociales su llegada a Valladolid, no había muchos asistentes a la Seminci que se imaginaran que el mismísimo Malcolm McDowell se sentaría entre el público para disfrutar del estreno y primera proyección de “La naranja prohibida”, documental de TCM sobre la obra magna de Kubrick que hizo los honores en la noche de ayer tras la gala de inauguración. El actor británico, célebre por dar vida al drugo central de la película y al que hemos podido ver, por ejemplo, en las nuevas “Halloween” de Rob Zombie, se desplazó hasta el certamen para participar en la rueda de prensa de hoy mismo, que marca el inicio oficial de unas ambiciosas festividades.
Durante ocho días, Valladolid acogerá a lo más selecto del cine de autor a nivel internacional, con una Sección Oficial repleta de nombres célebres. Así, después del debut de Roquet le tocará el turno a Paul Schrader y “El contador de cartas”, con Oscar Isaac de lleno a por el Premio Oscar, o con “El acontecimiento”, ganadora del último Festival de Venecia. Además, “A Hero”, de Asghar Farhadi también entra en competición, así como “La peor persona del mundo”, de Joachim Trier y que parte en cabeza a las nominaciones como Mejor Película Extranjera en los premios de la Academia. Por si ello fuera poco, Carlos Saura también traerá su nueva película a concurso (”El rey de todo el mundo”), y competirá con la bien recibida “Huda’s Saloon” por ver quién se lleva a casa la deseada Espiga de Oro. Neus Ballús y sus “Seis días corrientes”, o “Viaje a alguna parte” también son joyas a tener en cuenta en la programación más ambiciosa en años.