La debilidad de la Academia de Cine por León de Aranoa
El cineasta se impone con “El buen patrón” a la película con la que Pedro Almodóvar partía como favorito para la carrera por el Oscar, “Madres paralelas”
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La piel no es el único escenario con memoria. También el cine parece tenerla y ejercitarla intermitentemente; si no, que se lo pregunten a los miembros de la Academia. Ayer, durante la lectura encargada de desvelar el nombre definitivo de la película elegida para representar a España en la 94ª edición de los Oscar, el ambiente adquirió de forma repentina una atmósfera familiar tras la pronunciación del título, como de episodio ya vivido, algo en las caras de sorpresa de los presentes parecía advertir de que lo sucedido tenía sabor a repetición. “Otra vez”, pudo escucharse entre los murmullos de algún periodista que andaba asombrado con la noticia.
Esa apreciación tenía un destinatario directo y conviene completarla para entenderla de forma adecuada: otra vez, Fernando León de Aranoa vuelve a arrebatarle la carrera por la estatuilla a Pedro Almodóvar como ya ocurrió hace casi veinte años en el 2003 cuando, pese a los favoritismos manifiestos que aupaban su cinta de “Hable con ella” (que terminó ganando inexplicablemente el Oscar a mejor guion original) como la mejor y más adecuada candidata para poner rumbo a Hollywood, terminó siendo “Los lunes al sol”, de Aranoa (ganadora de cinco premios Goya además de una Concha de Oro), la que consiguió ser seleccionada.
Se trata por tanto de la segunda vez que el director de “Barrio” le asesta una metafórica estocada al de Calzada de Calatrava y lo hace nuevamente con una película, “El buen patrón”, en donde la reivindicación de los derechos laborales y el inconmensurable talento de Javier Bardem vuelven a estar en el centro de la narración, revestidos eso sí, de una fina, inteligente y negrísima pátina de humor tan agradecida como poco común en el cine social de Aranoa. Nada queda ya del emblemático Santa, aquella víctima laboral de la reconversión industrial en Vigo y parado de larga duración con espíritu sindicalista de aspecto rudo y giros bonachones que consideraba una especuladora y una sinvergüenza a la hormiga de la fábula.
El actor se ha puesto ahora directamente en el lugar de la hormiga para convertirse en Blanco, un empresario “hecho a sí mismo”, director de una fábrica de balanzas que lucha por la obtención de un premio local a la excelencia empresarial y alumno aventajado del caciquismo español pero simpático, de esos jefes que intentan caer bien aunque te estén saludando con las manos manchadas y no precisamente de polvo. Amable, cercano y sospechosamente sobreprotector con sus empleados, el personaje es, tal y como nos contaba el propio Bardem en el Festival de San Sebastián -del que se fue de vacío para sorpresa también de unos cuantos-, “este tipo de gente a la que se la justifica y perdona desde el carisma y poco a poco van entrando en la intromisión, en la intimidad de las personas de una manera paternalista, te hacen sentir especial y cuando te das cuenta te han invadido”.
Está claro que pese al éxito cosechado en Venecia con “Madres paralelas” (la propuesta con la que Almodóvar se disputaba la elección y que se estrena este viernes en salas), con Copa Volpi para su protagonista Penélope Cruz incluida y numerosas alabanzas esgrimidas por los críticos de la Mostra, la inmersión dramática del referente cineasta manchego en las sombras de la memoria histórica y la redefinición compleja de los distintos tipos de maternidades encarnados por Cruz y una deslumbrante Milena Smit no ha terminado de convencer a los académicos.
Al binomio de histórico enfrentamiento Almodóvar-Aranoa renacido tras el fallo del jurado, hay que añadir además en esta ocasión un paradójico tándem contrincante cuyos integrantes se encuentran por primera vez en lados diferentes del río. Javier Bardem y Penélope Cruz. El matrimonio no competía desde luego con espíritu pugilístico en este nombramiento, pero ambos llevan sobre sus hombros el peso interpretativo de las respectivas películas y eso les convierte excepcionalmente en rivales de pleno derecho. Figúrense si ha transcurrido tiempo y sueño en la vida de estas dos estrellas que han pasado de competir por la lúbrica veta del jamón de Bigas Luna a hacerlo por el galardón dorado.
Sea como fuere, parece evidente que Penélope volverá a figurar en el ramillete de agradecimientos de Bardem como este consiga pasar la segunda criba que le espera a “El buen patrón” el próximo 21 de diciembre cuando se anuncie la conocida como “shortlist” de los Oscar y se termine de confirmar la continuación de su camino para lograr la estatuilla a la Mejor Película Internacional. O Bardem en los elogios de la intérprete, porque recordemos que el hecho de que “Madres paralelas” no cuente con el pasaporte de la Academia, no invalida que la niña de los ojos de Almodóvar pueda obtener una nominación dentro de la categoría de mejor actriz o que el realizador de “Todo sobre mi madre” no pueda optar al premio a través de otros rangos como los de mejor director o mejor guión original como ya pasó con “Hable con ella”. Posibilidad para Penélope que de hecho, tras obtener el aval de Venecia por su gran trabajo, resuena con fuerza en las quinielas.
“Cuando hacemos películas no lo hacemos pensando en los premios, sino en rodearnos del mejor talento para contar buenas historias que lleguen a la gente. Esperamos que la película guste al público, pero además los académicos y académicas han decidido que es la mejor película para representar al cine español en los premios más importantes de la industria del cine. No podemos estar más contentos y felices”, declaraba Aranoa minutos después de convertirse en el elegido. “Estoy muy contento con la selección y muy agradecido a la Academia, a la profesión, por su apoyo. Es una alegría y un orgullo para todos los que hemos hecho “El buen patrón” poder representar a nuestra cinematografía en los premios Oscar. No tengo duda de que lo que cuenta, y cómo lo cuenta trasciende nuestras fronteras y va a ser entendido y celebrado allí donde se proyecte la película, como ha sucedido ya en los festivales internacionales en los que se ha mostrado”, añadió. Sin entrar en maniqueísmos facilones ni disputas estériles de vencedores y vencidos, ayer sin duda, quedó de manifiesto que si alguien ha ganado además de Aranoa, ha sido el cine español.