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El reto de la arquitectura: construir la ciudad del siglo XXI

José Luis Cortés Delgado, nuevo presidente de la Unión Internacional de Arquitectos, visita Madrid para conocer el trabajo sobre el Foro Internacional de Acceso a la Vivienda
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Las ciudades del siglo XXI están en proceso de cambio; ante los grandes retos que tienen por delante derivados de la movilidad, las desigualdades y los desastres del cambio climático se enfrentan a un nuevo paradigma con el que realizar en ellas una transformación tan profunda como la experimentada en la segunda mitad del XIX con el surgimiento de las sociedades industriales. Por otro lado, la crisis actual evidencia la interdependencia entre economía, política, sociedad, medio ambiente y ciudad. Con este motivo, el arquitecto mexicano José Luis Cortés Delgado, elegido recientemente nuevo presidente de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), está en Madrid para conocer el trabajo que se hace sobre el Foro Internacional de Acceso a la Vivienda que tendrá lugar los días 18, 19 y 20 de mayo de 2022. España va a tener, además, gran importancia internacional en materia de vivienda porque Barcelona acaba de ser elegida sede del Congreso Mundial de Arquitectura de la UIA en 2026.
Según Cortés Delgado, la UIA propone objetivos importantes. «Nos preguntamos cuál debe ser el papel de los arquitectos tras la pandemia porque estamos muy preocupados. La Covid nos enseñó a escala global que debemos corregir rumbos, que hay que reflexionar sobre cómo debemos ir. La UIA fue creada en 1948 en Suiza para recuperar la calidad de vida de las ciudades tras los estragos de la II Guerra Mundial. Hoy estamos en una situación similar, la contienda no ha sido de armamentos, sino biológica, la pandemia nos ha dejado muchos desastres de vidas humanas, y su impacto económico, social y de salud ha sido terrible. Ha resaltado –prosigue– las carencias de las viviendas y de las ciudades, la gente ha tenido que trabajar en sus casas, pero muchas no tenían el espacio adecuado para hacerlo, estaban invadiendo la vida doméstica y esto ha traído divorcios y problemas intrafamiliares. Hay que volver a analizar la concepción de vivienda que queremos y necesitamos para el futuro».
Corregir rumbos
La UIA ha establecido 2022 como año de la salud: «El 4 de octubre, día mundial de la arquitectura, tendremos una mesa redonda con este tema capital sobre los ambientes limpios y más saludable –explica–. En este sentido, trabajamos con la ONU en la creación de la agenda 2030 para un desarrollo sostenible que mitigue el cambio climático. Hemos arruinado nuestro planeta contaminando ríos, la calidad del aire... y hay que pararlo. Hoy, en muchas ciudades el nivel sanitario de las viviendas es pésimo porque no tienen agua potable, ni drenaje, ni servicio de recogida de basuras. ¿Cómo elevar el nivel de salubridad? –se pregunta–. Mejorando la vivienda y el espacio público para que la gente tenga mejor salud física y psíquica y no gaste el 25% del salario en medicinas y médicos». Otro 25, añade, «se va en movilidad. Son costes humanitarios y sociales altos porque requieren muchas horas para ir al trabajo. Disminuir eso es nuestro gran reto. Los sistemas de transporte actuales son altamente contaminantes, hay que cambiar la concepción de ciudad que tenemos, hacerlas más caminables, que integren medios de movilidad que frenen el impacto del cambio climático. La arquitectura puede contribuir a paliar las desigualdades sociales y las bolsas de pobreza en las grandes orbes porque lo que buscamos a través de ella es la equidad».
Otro objetivo es cómo afrontar la despoblación: «Debemos mirar hacia el campo, recuperar los espacios vacíos que dejamos en comunidades rurales. La tecnología permite seguir teletrabajando por internet. Con el proceso de urbanización tan acelerado que vivimos, los problemas se han concentrado en las ciudades y hemos olvidado el campo, los lagos...En España, un país turístico, echamos a perder, desgraciadamente, muchos de estos lugares y tenemos que equilibrar el medio ambiente construido con el natural si queremos dejar un mundo mejor». Pero sigue siendo válido trabajar en las ciudades «porque en muchos países su periferia son cinturones de miseria y los centros históricos han reducido su patrimonio; tenemos que salvarlos y mejorar la calidad de vida de las periferias, pero sin olvidar las comunidades rurales, la Covid ha mostrado que muchos ya no quiere volver a sus edificios de oficinas, pueden trabajar desde sus casas rurales, y para nosotros es un reto potenciar estos territorios». Por último, Cortés Delgado recuerda que la UIA quiere trabajar la formación de los futuros arquitectos, «definir su perfil y su rol para poder servir mejor a la sociedad. Y si queremos ciudades más saludables, seguras, resilientes, equitativas, inclusivas y bellas, hemos de formar buenos profesionales para ayudar a ello».