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Lola Índigo: «La feria de mi pueblo es mejor que Coachella y los Grammy»

Acaba de publicar «La niña», un álbum autobiográfico para el que se ha construido una muñeca, en la que ni siquiera encaja del todo
©Gonzalo Pérez MataLa Razón

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Es una de las artistas de moda en España. Pasó por «Operación Triunfo», pero Lola Índigo no es un producto de la academia televisiva, sino de su propio trabajo como Miriam Doblas (Madrid, 1992). Acaba de publicar «La niña», un álbum de tono autobiográfico para el que se ha construido una muñeca, en la que ni siquiera encaja del todo.
–¿Cómo era la niña?
–Muy soñadora, muy cabezona. Mis recuerdos de la infa¿ncia son en casa de mi abuela, cuando mis padres se separaron, y enfrente estaba la radio y la biblioteca. Y me iba a «frikear», leer y dibujar hadas, ángeles y dragones. Y luego iba a la radio y estaba con Rubén, el locutor de mi pueblo y se lo ponía todo patas arriba. Cogía los discos y los leía todos y miraba el arte, las fotos, los textos.
–¿Fue una infancia feliz?
–Maravillosa. Veía la misma película 80 veces y grababa en VHS los programas para ver los videoclips una y otra vez y todavía me acuerdo de coreografías enteras. De las Spice Girls, de Missy Elliot, de Christina Aguilera, de Britney... eso me hizo lo que soy ahora.
–¿Qué le diría a esa niña?
–Nada. Le dejaría ser. Que me ha ido muy bien siguiendo la intuición y siendo valiente. Desde pequeña, he tenido muchos ovarios. Y cuando mi madre me dijo que nos íbamos para Granada le dije que lo que hiciera falta. Tenía 8 años y mis amigos en Madrid. La comunión preparada ya. Y le apoyé porque sabía que era lo que tenía que hacer. Y a los 20 me fui a China porque sabía que tenía que escuchar al corazón y a la intuición.
–Hacen falta ovarios.
–Eso va en el alma. La mía es nómada y no puedo estar en el mismo lugar. No hablo solo de viajar, sino de recibir estímulos.
–¿«Mimi» estaría orgullosa de Lola Índigo?
–Sí. Lo pienso muy a menudo y me ayuda a sacar la cabeza cuando estoy un poquito perdida o tengo un mal día. Pienso en esa niña de la escuela con tantos complejos... Pero yo era tremendamente feliz aunque los demás no me quisieran, o no fuera la persona favorita. No me importaba, porque yo sabía que tenía algo poderoso dentro y que algún día lo iba a utilizar. De verdad lo sabía. Es una putada la falsa humildad o sentir que los demás te van a creer arrogante por decir que siempre has creído en tu sueño, pero es la verdad.
–Canta sobre una niña a la que no aceptaban. ¿Le pasó mucho?
–Me ha pasado que se han deslumbrado por el personaje cuando en realidad siempre fui la misma personita. Todo este decorado no importa. Solo quiero pureza a mi alrededor, gente de verdad.
–¿La veían como fantasiosa?
–Yo soy testaruda hasta el fin. Yo no he nacido con talento natural técnico, todo lo he tenido que aprender pagándome clases. Pero si algún don me dio mi made fue ser valiente.
–¿Ha tenido complejos?
–Tratando de encajar, me obsesioné con la alimentación. He tenido momentos en los que pensaba que no tenía talento. Muchos complejos que he luchado para superar. Trabajo, estudio, preparación.
–¿La perciben erróneamente?
–Hay algunas personas que piensan que soy una persona poderosa y otros que les asusta e incluso les despierta celos. Me ha pasado con una relación. Es muy personal pero no tengo problema en contarlo. Yo amo la vida cotidiana y la gente real. Y a veces estoy en un barco en Ibiza pero si mis amigas no vienen conmigo, no lo quiero.
–¿Qué le falta?
–No poder ir por el Arenal Sound con mis amigas sin que me reconozcan. Eso, y la feria de mi pueblo, [Huétor Tájar (Granada)] adonde no puedo ir, porque no puedo saludar a todo el mundo.
–Hábleme de la feria de su pueblo.
–Es mejor que Coachella, mejor que unos Grammys o los MTV. Es mi lugar favorito del mundo porque llego a una caseta y está mi madre, mis tíos, mis abuelos y mis colegas. Y se da para un momento de unión y de amistad que es lo más bonito del mundo. Quiero ir y que me hablen de otras cosas, porque esta vida está muy bien, pero había otra vida que me hacía muy feliz. Y eso te da una traquilidad que flipas, porque siempre tienes miedo a la bajada y yo era feliz en mi pueblo.
–¿La felicidad qué es?
–Es un tanque. Y nunca se hace más grande. Se llena se vacía, pero no por tener más éxito eres más feliz. Yo lo he conseguido llenar con cosas más cotidianas.
–¿Qué machismo le preocupa?
–El de mi industria. Que se cuestione que hago mis canciones. Como le ha pasado a una pedazo de artista mujer y luego no le pasó a otro gran artista chico poco después. Ambos son buenísimos, pero se dudó solo de ella.

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