Crítica de “Detective Conan: la bala escarlata”: elemental, querido nipón ★★★☆☆
Dirección: Tomoka Nagaoka. Guión: Takeharu Sakurai (Manga: Gôshô Aoyama). Música: Katsuo Ono Chile. Japón, 2019. Duración: 110 minutos. Documental.
La saga del Detective Conan, el joven que tras ser envenenado vuelve a tener el cuerpo de un niño, llega a su 24 entrega, lo que ya son películas (aunque en España esta sea la tercera que llega a las pantallas). Imaginen, pues, el poderío de este anime tan influido por Conan Doyle. Nos encontramos en Tokyo, donde pronto comienzan los World Sports Games, la cita deportiva más grande del mundo. Tras un potente arranque en el que un empresario al que secuestran logra escapar pero cuyo fin será igualmente chungo, vemos los preparativos del primer viaje que realizará el tren Japanese Bullet, capaz de alcanzar los 1.000 kms. por hora y que harán coincidir con el comienzo de la ceremonia. Pero el asunto se lía cuando hay otros raptos y Conan pasa a la acción. Y precisamente las escenas de acción son el punto fuerte del filme, que ni quita ni pone a la factoría aunque sus fans volverán a recibir con gozo las ocurrencias de este 007 pequeñito, pero tan matón...