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Los Feroz encumbran a “Las niñas” y ceden ante la disculpa “light” de Victoria Abril

La Asociación de Informadores Cinematográficos (AICE) desplegó, con más voluntad de faro cultural que músculo técnico, una gala ciertamente descafeinada cuya única mácula de importancia fue la reverencia a la “negacionista”
La Razón

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Consulte aquí la lista completa de ganadores de los Premios Feroz 2021
Antes de que comenzara la gala, en ese conato de alfombra roja que organizó con todo su empeño la Asociación de Informadores Cinematográficos (AICE), que entrega los Premios Feroz, el veterano Jorge Sanz daba una pista: «Yo no sé si os ha confirmado o no su asistencia, porque Victoria (Abril) hace lo que le da la gana y encima porque la da la gana». La concesión del actor, hacia una compañera a la que luego dedicó una oda encima del escenario del Teatro Coliseum de Madrid, fue el presagio exacto de una ceremonia, la de los galardones de la crítica especializada, que cayeron presos del síndrome de la diva «negacionista». Lo que debía ser una guerra amistosa y cordial. en un año terrible para la taquilla de nuestro cine. y entre «Las niñas», «La boda de Rosa» y «Ane» o, en su defecto, una invitación a que el público volviera a llenar las salas y huyéramos de lo telemático, aunque sea por un momento, quedó tristemente reducido al «show» farandulero de la protagonista de «¡Átame!».
Antes de que subiera Abril al escenario, y agradecidas las siempre bienvenidas ordinarieces de Paca «la piraña», eso sí, la justicia de los informadores cinematográficos se hizo verbo con los premios de Verónica Echegui (Mejor actriz de reparto por “Explota, explota”), «El año del descubrimiento» como Mejor documental o Patricia López Arnaiz por su papel en «Ane» (de David Pérez Sañudo). Quizá, uno se sintió más fuerte que el resto, el de una Loreto Mauleón que, por su actuación en “Patria”, se rompía en lágrimas de verdadero honor por el reconocimiento.
Un guion encorsetado, pese a la ejecución
El taconeo de la presentadora, Pilar Castro, levantó por momentos y con cierto tufo a naftalina un guion (de Isabel Calderón y Lucía Lijtmaer) que se sintió verdaderamente lejos de la pulsión de una industria que ya nada harta en los chistes sobre la precariedad laboral que no intentan siquiera señalar culpables. Asociar “lo paleto” a lo que queda fuera de las ciudades ya fue la guinda de la tarta. Para cuando Pilar Palomero recogió su primer premio de la noche al Mejor guion, que luego por su apertura en canal en «Las niñas» sumó al de Mejor película dramática, el huracán ya se dejaba sentir sobre el negro impoluto del escenario que la actriz Esti Quesada (anteriormente conocida como SoyUnaPringada) hizo incómodamente surrealista.
Sobre ese ambiente voló, y brilló, Samantha Hudson. La “influencer” y cantante, ataviada con un vestido mínimo, se subió al teatro de la capital a soltar un discurso exquisito sobre el fin del género, cinematográfico, pero que también se podía leer en clave reivindicativa si uno lo deseaba. El desparpajo de Hudson, todavía sin aclarar si de su propia cosecha o bebiendo del guion que criticaban las líneas anteriores, fue también un aviso a navegantes y una especie de adjunto al correo electrónico con su currículum para tomar los mandos de la gala el año que viene.
Una disculpa que supo a poco y una promesa de normalidad
Sin mascarilla y en aura y “vaporosidad” de diva, Victoria Abril tuvo que esperar a que se tonteara con las 10 de la noche para agradecer el premio a una AICE que decidió mantener el homenaje pese a las quejas de algunos de sus propios socios. «Siento muchísimo si en la rueda de prensa, hablando sin filtros, ofendí a alguien que haya perdido a sus seres queridos», espetó la actriz y rápidamente continuó con su oratoria, como si hubiera quedado reparado el agravio con apenas una mención o hubiera dicho que prefiere tinto a blanco y el Barça antes que el Real Madrid. Las disculpas de Abril, “light” y ridículas pese a hacerse necesarias, supieron a poco después de negar varias veces el virus.
Por suerte, siempre nos quedará el cine y ese pequeño gran milagro que es la película de Palomero o «La boda de Rosa», que fue premiada como Mejor Comedia del año. Incluso, si son ustedes más optimistas, pueden ver en el triunfo de Rodrigo Sorogoyen (Mejor serie dramática, por “Antidisturbios”) o en el de Juan Cavestany y Diego San José (Mejor serie de comedia, por “Vamos Juan”), un pequeño rayo de luz: nuestra ficción sigue en buena forma, solo busca unos espectadores que quieran dejarla entrar en casa.