La Policía seguía a Rafael Amargo desde antes del confinamiento
La investigación de la «operación Córax» comenzó tras detectar pequeños pases de «cristal» en la zona de Malasaña y Chueca
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Llevaban un tiempo detectando pequeños trapicheos de droga en la zona Centro, concretamente en lugares de ocio nocturno de los barrios de Chueca y Malasaña. Pero llegó el confinamiento y los traficantes lo tuvieron mucho más complicado para dar salida al producto acumulado: la demanda había bajado pero seguían recibiendo encargos para consumir en casa. Los agentes de Estupefacientes de la comisaría de Leganitos creían que estaban ante una organización «más» de tráfico de anfetaminas pero se toparon con uno de los bailarines más famosos de España a la cabeza. La investigación se judicializó y, ya bajo la tutela del Juzgado de Instrucción número 48 de Madrid, los agentes tuvieron autorización para practicar intervenciones telefónicas y seguimientos. Con la desescalada, los miembros de la organización volvieron a trabajar a pleno rendimiento y los agentes tienen documentados «visitas» al piso donde guardaban la droga y escuchas que demostrarían el delito de pertenencia a organización criminal: una estructura de dos o más personas con funciones concretas y con un fin lucrativo común. Porque a las órdenes de Amargo estarían su actual pareja sentimental, la argentina Luciana Bongianino –su «asistente de producción», según su perfil profesional–, que también fue detenida por la Policía Nacional la tarde del martes junto a Amargo, el productor Eduardo de los Santos y otro amigo íntimo del bailaor.
Los cuatro arrestados pasarán mañana a disposición judicial tras someterse al interrogatorio policial, del que no ha trascendido su colaboración. En este sentido, el abogado de Amargo denunció ayer que aún no había podido reunirse con su cliente, lo que calificó de «indefensión» si bien es verdad que aún no se había procedido a la toma de declaración.
100 gramos, como dos kilos
En los registros practicados en dos viviendas (una del artista y otra, al parecer, del productor, donde guardaban la droga) los agentes se incautaron de unos 100 gramos de metanfetamina. Concretamente serían 80 gramos de «cristal» y también varios gramos de ketamina. Si bien puede parecer una cantidad menor, fuentes policiales aseguran que o es una droga como la cocaína o el cannabis, sino que esa cantidad de droga sintética equivaldría a dos kilos de cocaína; es decir, las penas a las que se enfrentaría serían superiores. Además del estupefaciente, los agentes encontraron útiles que permiten inferir que la droga se pretendía distribuir y no destinar al consumo propio, como balanzas de precisión o bolsitas de minidosis. Las mismas fuentes señalan que la organización no se dedicaba a su producción (es una droga que hay que «cocinarla» con precursores sintéticos y conocimientos químicos) sino que la adquirían para su distribución. La cartera de clientes, además, ya era considerable, lo que podría haber sido el detonante para que los pases fueran más habituales y el grupo quedara más expuesto. La investigación policial tuvo el martes su fase de explotación (detenciones y registros) motivada por la coincidencia de los implicados en el mismo ámbito geográfico, motivada por el inminente estreno de la última obra teatral, «Yerma».
Mañana, ante el juez
A pesar de la importante aprehensión de droga, esto no implicaría necesariamente que la autoridad judicial vaya a decretar prisión provisional. El juez tendrá que decidir mañana, en base a los indicios presentados por la Policía, la situación procesal de cada uno basándose también en el arraigo familiar, la reiteración delictiva o posibilidad de destrucción de pruebas. Es probable que les deje en libertad con medidas cautelares como la retirada del pasaporte y la obligación de ir a firmar al juzgado de forma periódica.