De Warhol a Braque: a subasta el legado de John Richardson
Sotheby’s inicia la venta de la colección reunida por el gran biógrafo de Picasso
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El 12 de marzo del pasado año fallecía en Nueva York el prestigioso crítico de arte John Richardson. Dejaba tras de sí una vida dedicada al estudio detallado de Picasso y que dio como resultado tres volúmenes de una biografía que nunca acabó sobre el genio malagueño. Pero además de una ingente documentación y una impresionante biblioteca, Richardson también logró reunir una singular colección de obras de arte que son la base de una serie de subastas que ha organizado Sotheby’s en su sede en la ciudad de los rascacielos.
Lo que se ofrece no es el archivo personal del estudioso picassiano sino medio centenar de piezas reunidas por él, en su mayoría dedicadas por sus respectivos autores. Además de, como es lógico, Picasso, hay también trabajos de Lucian Freud, Andy Warhol o Georges Braque, todo lo que se amontonaba en las paredes del apartamento que el escritor tenía en la Quinta Avenida donde se fundía la elegancia con la bohemia. Como pistoletazo de salida a esta venta, el próximo jueves se pone en manos del mejor postor el retrato que Andy Warhol realizó de Mick Jagger. El autor de referencia del Pop Art dedicó la pieza a su amigo con la esperanza de que pueda llegar a los 50.000 dólares.
Los trazos de una gran amistad
Pero no es esta la obra estrella del conjunto. Coincidiendo con la subasta, los herederos de Richardson han organizado una pequeña exposición en la sede de Sotheby’s en Londres. Será allí donde se exhibirá el retrato que hizo del crítico de arte Lucian Freud y que ahora es propiedad del American Friends of the National Portrait Gallery, que esperan dejar este pequeño cuadro a la National Portrait Gallery de la capital británica. Realizado en 1988, este cuadro refleja la larga amistad entre Richardson y Freud. Precisamente el pintor británico tendrá una gran importancia en la venta de este legado porque el biógrafo de Picasso consiguió tener piezas tan destacadas como el único autorretrato que Freud realizó como grabado.
No es una representación idealizada, sino que el artista se muestra a sí mismo con todas sus luces y sus formas, como una dura representación de la realidad. Una sinceridad que Freud sabía que entendería su amigo estadounidense, por lo que decidió entregarle un ejemplar de esta obra que interroga al espectador con su mirada solemne e, incluso, dramática. Richardson tuvo la fortuna de conocer y trabar amistad con Pablo Picasso. De su experiencia junto con el malagueño, además de los tres volúmenes de la inconclusa biografía, queda un estupendo libro de memorias llamado «El aprendiz de brujo», en el que explica la época en la que fue amante del coleccionista Douglas Cooper. De la mano de Cooper pudo entrar en 1952 en el no siempre accesible taller de Picasso.
Pero, además de la bibliografía, también han quedado algunos grabados que ahora se subastan, como es el caso de una serie con temáticas taurinas y que el pintor realizó en colaboración con el impresor Hidalgo Arnéra. Entre estas litografías está «Picador et Taureau», estimada entre 25.000 y 35.000 dólares, en una edición de escasamente medio centenar de ejemplares. Está dedicada por el mismo Picasso y fechada el 9 de noviembre de 1960, cuando Richardson se disponía a dejar el sur de Francia.