Bob Dylan: “Quizá estemos a la puerta de la destrucción"
El músico, que publica el viernes 19 su nuevo trabajo, “Rough And Rowdy Ways”, ha concedido una entrevista a “The New York Times”
Si alguien sabe dedicarle canciones a la realidad estadounidense ese es Bob Dyan, aunque hace tiempo que abdicó de cualquier portavocía. Hace tiempo que enarbola la bandera de la misantropía y huye de reconocimientos y homenajes, no digamos ya de entrevistas. En una de esas raras excepciones, ha concedido una a «The New York Times» con motivo de la publicación, el próximo viernes 19 de junio, de su nuevo disco, «Rough and Rowdy Ways» (algo así como caminos duros y agitados) el primero en 8 años. Después de varios trabajos en los que revisaba estándares de la tradición americana anterior al rock & roll, sus nuevas canciones incorporan fogonazos de realidad, como los temas de la entrevista concedida al diario neoyorquino, en la que habla sobre las «náuseas» que sintió al ver «torturado hasta la muerte de esa manera» a George Floyd en Minneapolis, capital del estado de nacimiento del Premio Nobel de Literatura.
El profesor de historia y escritor Douglas Brinkley, que es quien firma la entrevista, recogía que Dylan sonaba «deprimido», quizá por la situación política en su país o por la sanitaria. Para Dylan, el coronavirus es un «indicador» de lo que sucederá en el futuro, pero desechó que se plantee la enfermedad en «términos bíblicos». «¿Te refieres a una especie de señal de advertencia para que la gente se arrepienta de sus errores? Eso implicaría que el mundo se enfrenta a algún tipo de castigo divino», apuntó, para señalar después que «quizá estemos a las puertas de la destrucción» porque «la arrogancia extrema puede traer castigos desastrosos». «Hay muchas formas en las que se puede pensar sobre este virus. Creo que simplemente hay que dejarlo seguir su curso», afirmó Dylan cual pájaro de mal agüero en una entrevista llena de detalles curiosos, como que el de Minesotta se inspira principalmente de viaje y no se sienta a componer en casa o en el estudio, sino en habitaciones de hotel. Eso podría explicar la gira sin fin en la que lleva años embarcado, entre otras razones. Las canciones, a Dylan, le brotan de una especie de trance: «Parece que se conocen a sí mismas y saben que las puedo cantar, vocalmente y rítmicamente. Se escriben solas y cuentan con que yo las cante». Y dejaba una reflexión sobre la tradición: «Nosotros tenemos una tendencia a vivir en el pasado, pero eso no sucede a las nuevas generaciones y dentro de 20 años no tendrán la menor idea de nuestro mundo, habrá desaparecido. Será mejor que nos hagamos a la idea». El apocalipsis, según Dylan.