Edward Colston, el comerciante que esclavizó a 80.000 africanos
Entre los esclavos había hombres, mujeres y niños. Solían marcarlos con las iniciales RAC, de la Royal African Company
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Era hijo de una familia de comerciantes y el mayor de sus quince hermanos. Decidió no tentar a la suerte y seguir lo que había empezado su padre, William, y continuó los negocios que había recibido. Los tenía repartidos por España, Portugal y, sobre todo, el continente africano, que se había revelado a los europeos como una tierra enormes recursos que explotar, incluidas las tribus que vivían en él. El tráfico de personas enseguida le reportó Edward Colston enormes beneficios. Los suficientes para que incluso algunos estudios hayan reconocido que gran parte del patrimonio que llegó a amasar provenía de este comercio más que del marfil y el oro, dos de los materiales codiciados en su época. Las colonias americanas demandaban mano de obra esclava y él no dudó en sumarse a ese comercio, y, entre 1672 y 1680, llegó a vender alrededor de 80,000 africanos, incluidos hombres, mujeres y niños. Ahora su escultura en Bristol, de donde precisamente es el artista Banksy, que en los días previos ha dedicado una de sus obras a George Floyd, ha sido derribaba y arrojada a las aguas que desemboca en el puerto por los manifestantes que habían salido a denunciar el asesinato de George Floyd con el cartel «Black Lives Matter».
Colston gastaba la mentalidad de su época. Por un lado vendía vidas humanas, a las que ni siquiera apreciaba, después de somerterlas en infinidad de ocasiones a un maltrato descomunal. Por otro, donaba dinero para la construcción de hospitales, iglesias e instituciones dedicadas a la caridad para socorrer a los más necesitados. Este motivo llevó a que las autoridades de Bristol, donde invirtió considerables sumas, a dedicarle una escultura en 1895. El monumento ha sido motivo de controversia en diferentes momentos y han sido muchas las voces que se han levantado para protestar contra esta estatua. Hoy su figura ha sido derribada del pedestal. Lo han hecho de una manera muy parecida a como tiraron la imagen de Sadam Husein, que es una de las imágenes que definen hoy la segunda guerra de Irak. Después fue arrastrada por el suelo y la tiraron al fondo del río Avon, donde a estas horas descansa.
Colston, además, trabajó para al Royal African Company, una empresa que tenía uno de los monopolios del tráfico de esclavos. Esta empresa tenía la costumbre de marcar con sus iniciales los cuerpos de las personas que vendían en las costas americanas. Nada de esto damnificó su imagen posteriormente. Incluso el personaje era contemplado con benevolencia en Bristol, donde está enterrado en un templo que él mismo ayudó a edificar. Con el paso de los siglos, su comportamiento se ha puesto en entredicho y hoy es un personaje reprobado. Las autoridades de Bristol han reconocido que los manifestantes que han destruido este bronce eran pacíficos, pero han avisado que se está procediendo a una investigación para reconocer a quienes destruyeron la escultura. Las autoridades británicas también han dicho que actos como este tipo no ayudan a erradicar el racismo, porque lo que hacen, en realidad, es distraer la atención de lo principal.