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Carla M. Nyman, versos para vencer al coronavirus

La dramaturga mallorquina gana el Premio Gloria Fuertes de Poesía Joven con una metáfora de la edad adulta: «Elegías para un avión común»
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Ella misma lo escribía la semana pasada. Carla M. Nyman es «una mujer joven que solo quiere vivir» y no existe motivo por el que no llevar a cabo la misión. No hay confinamiento que le vaya a distraer. Ni siquiera haber sufrido los delirios del virus. Sí, ha superado el «corona». Y ser una de las damnificadas por los Ertes tampoco va a hacer que la dramaturga tire la toalla. En el cuerpo de esta «millennial» que se gana la vida como librera se reúnen cada uno de los tópicos de la pandemia y por eso, por ser la extraña norma, no pierde los nervios: «Lo estamos sufriendo muchos españoles, así que no queda otra que llevarlo como mejor se pueda». ¿Su filosofía? Ocupar el tiempo con eso que la llena, la cultura, y encontrar el lado positivo del asunto. «Lo más importante es la salud y, después, confío en que todo se recomponga. De momento, la suerte que tengo es no estar gastando nada de dinero», ríe exultante.
Motivos tiene, pues, en mitad del encierro, Nyman ha recibido el Premio Gloria Fuertes de Poesía Joven. No tuvo la suerte de hacerse con uno de los test que la confirmaran el positivo –«me dijeron que tenía todos síntomas, pero que no era prioridad por no pertenecer a un grupo de riesgo»–, sin embargo, esta vez el destino sí ha estado de su parte para lograr un galardón que publicará su obra, «Elegías para un avión común», en Ediciones Torremozas.
Pero no piensen en un avión de pasajeros al uso, sino en el delichon urbicum, «un pájaro parecido al vencejo», aclara. Un título que nace de cuando se encontró al citado ave en el suelo. Como si de una ornitóloga se tratase (por herencia directa de su padre), se arranca: «Tiene las alas muy largas y si cae al suelo no puede alzar el vuelo solo. Por lo que, con mi hermana, lo cogimos, lo levantamos y echó a volar». La anécdota se le quedó en la cabeza y continuó con sus textos hasta que se dio cuenta de que esa vivencia «se había convertido en el hilo conductor de todo el poemario». Era la metáfora «de que muchas veces, estando arriba, nos damos de bruces contra el suelo, que es la edad adulta y ese momento en el que todo nos pesa. Y lo que nos termina elevando son la infancia y el amor. Caemos y subimos», explica una dramaturga que nació en Palma y se graduó en Filología Hispánica en la Universidad de Sevilla, en la que formó el grupo de teatro Estoy Lorca.
Carla M. Nyman ha trabajado de traductora y también de guionista y actriz en Street Ho Productions. Publicó la novela corta «El libro de Lucy» y entró como dramaturga becada en la Fundación Antonio Gala, donde terminó de escribir «Elegías para un avión común». Además, fue finalista del Premio Adonáis de Poesía de 2019 y ha logrado que su pieza «Mientras la puerta siga cerrada» participe en el Festival Internacional de Dramaturgia Femenina de Atenas de 2021. Es el bagaje de una joven que ha aprovechado estos tiempos de encierro para terminar una obra de teatro y filmar un corto, «Unas gafas», sin salir de la casa, claro.
Tras vivir en Palma, Sevilla y Córdoba, Nyman se vino a la capital para «seguir empapándome de la cultura porque, desgraciadamente, muchas veces no se mueve de Madrid y Barcelona y yo quería vivir todo esto en primera persona». Ahora maldice por no poder ir al teatro cada fin de semana: «Mato el mono viendo piezas por internet, aunque no sea lo mismo», cierra.