Gastronomía
En la playa de Pinedo comienza la remontada
Los restaurantes del paseo marítimo de esta pedanía de la ciudad de Valencia han estado vacíos desde la dana
Es la primera playa al sur de Valencia: La de la pedanía de Pinedo.
Sus ocho restaurantes cuentan con alicientes muy atractivos, como la cercanía de la capital, aparcamientos en la puerta, unas vistas al mar impecables en primera línea y una cocina valenciana y mediterránea, con pescados, marisco y los arroces como las estrellas de la carta.
Desde hace bastantes años, son cientos de personas las que se acercan hasta el paseo de la Playa de Pinedo para pasear, correr, tomar el baño, almorzar, tomar el sol en las terrazas de los establecimientos y comer los ricos arroces y otros manjares mediterráneos.
El buen tiempo y las altas temperaturas atípicas para la época, favorecían una alta ocupación a diario y los llenazos de los fines de semana, hasta que todo se vino abajo el 29 de octubre pasado. La catástrofe que sumió, entre otras, a las comarcas del sur de Valencia en el mayor desastre del siglo está siendo de tal magnitud, que no solo afecta al rosario de localidades arrasadas que ya todos conocemos casi de memoria: Paiporta, Algemesí, Catarroja, Massanassa, Benetúser…. Pero hay otras, como Pinedo, que se han visto afectadas por los llamados daños colaterales. No son comparables ni mucho menos, pero sí que han paralizado toda la actividad de estos negocios de hostelería que forman parte del paisaje de sus playas.
Las playas de El Saler
Las imágenes de ese paseo que enlaza con las playas de El Saler, más de un mes después de la riada siguen impactando. Apenas se ve a gente, los restaurantes están casi vacíos, el turismo ha desaparecido del todo y quedan a la vista todavía restos de las toneladas de cañas y desperdicios que fueron devueltos a la orilla tras ser arrojados al mar por la cercana desembocadura del cauce del Turia.
Silca es la encargada del restaurante Llar d`Empar en el paseo y nos describe con detalle lo que fueron viendo los días siguiente al llegar a trabajar.
Aguantando el tipo.
«No lo podíamos creer. Toda la fachada de la orilla estaba repleta de cañas, troncos, desperdicios, zapatos, muebles y hasta animales muertos y cada día se iba acumulando más y más».
Los locales, sin embargo, se han mantenido abiertos todo este tiempo pero sin gente ni reservas.
«Algunos ciclistas, jubilados curiosos que pasan de largo, deportistas y de vez en cuando trabajadores y operarios de los servicios de limpieza del terreno, pero con cuentagotas. Desde luego, los clientes de siempre de Valencia y quienes venían desde los pueblos cercanos a almorzar o comer, desaparecieron-nos sigue contando Silka-. Hemos estado todo el mes abriendo y esperando que la gente fuera superando el lógico rechazo a venir a la playa y la verdad es que vemos que la gente comienza ahora a regresar con cuentagotas aunque aún estamos lejos de las cifras de antes».
Maremar, Llar d’Empar, La Brisa, Tropical, El Velero, Abi, La Ferrera y Mediterráneo han pasado y están pasando por la misma situación.
Si llueve, nadie, pero solo con que salga el día nublado, también se retrae el público de venir, nos detalla Silca.
Desánimo
Y es en gran parte debido al factor psicológico, al desánimo general, a las pocas ganas de salir y a los residuos que todavía permanecen depositados sobre la arena y las rocas y que rompen el encanto visual de esas playas tan populares.
No obstante, mientras algunos operarios siguen barriendo y retirando los residuos que quedan esparcidos sobre la arena y donde se mezclan todo tipo de tipologías, las perspectivas van mejorando y ya se han notado bastante en el puente de la Constitución, según afirman los profesionales de estos establecimientos típicos que miran con esperanza y recelo hacia el libro de reservas.
Ya se producen algunas de mesas y de paellas, arroces y fideuàs, que seguramente volverán a animar ese pedazo de la costa valenciana tan atractivo y cercano, incluso cuando bajan las temperaturas, como así ha sido durante toda la vida.
Algunos de ellos fueron merenderos de cañizo cuya antigüedad se pierde dos siglos atrás.
✕
Accede a tu cuenta para comentar