El 27 de febrero es el Día Internacional del Cocido, uno de los guisos más sustanciosos y suculentos de la cocina española, con variantes regionales, como el típico madrileño, el puchero valenciano, el cocido montañés o el lebaniego.

Un guiso de cuchara que se le relaciona con el calor de hogar, con la familia y para muchos con la Navidad, pero que algunos restaurantes lo tienen a gala entre sus platos de invierno porque saben cómo darle el punto de sabor y contundencia que requiere.

Si tengo que recomendar un restaurante donde comer un cocido en Madrid, sin duda ese es La Cruz Blanca de Vallecas, santuario de peregrinación gastronómica, que dirige su alma mater Antonio Cosmen. Pero si hablamos de Valencia, con mi experiencia y pidiendo opinión, entre otros al maestro Pedro J. Mocholí, me decanto por los siguientes:

Labarra del Ensanche

Maestro Gozalbo, 12. Tfn. 963 22 45 25. 18 euros, bebida y postre aparte.

Desde 2013 cuando el establecimiento llegó a manos de Jose Serrano, el cocido es el plato estrella de los viernes en otoño e invierno y se puede asegurar que hoy es el cocido más apreciado de la ciudad.

Futbolistas, políticos y actores como Fernando Esteso y hasta su fallecimiento Arévalo, se cuentan entre una clientela que la forman residentes en la Gran Vía Marqués del Turia y alrededores pero también, al estar en el centro, asiduos que vienen de otros barrios.

Labarra es un referente acogedor, donde la amabilidad y el calor humano de Jose, de su hija Ana Serrano y de todo el equipo, juegan un papel decisivo, aunque es el producto fresco y las recetas clásicas lo que realmente destacan en la casa.

Otros platos de esa cocina tradicional muy valorados que tienen su día en Labarra, son el arroç en fesols i naps, el all i pebre de rodaballo, un gazpacho manchego muy solicitado y el arroz al horno que levanta pasiones.

La Bodeguita de Juan Llorens

Juan Llorens, 60. Tf. 963 850 100. 16 euros, bebida y postre aparte.

Lo ofrecen los miércoles y es uno de los pucheros mejor valorados de Valencia. Para degustarlo hay que reservar mesa. El establecimiento tiene mucha solera y su poco espacio le convierte en más deseado si cabe. Mantiene el ambiente de taberna antigua y es muy acogedor.

El cocido lo guisa Botis Vasile, un cocinero rumano que lleva 20 años en la casa y a quien le enseñó doña Mónica, la madre del propietario, Nacho Banacloy, que hizo un buen trabajo con su alumno. Lo sirven los miércoles, mientras que otro de sus reclamos gastronómicos, el arroz al horno, lo ofrecen los viernes.

Bar La Luna

Río Arcos, 18. Tf. 963 29 03 50. 25 euros con postre y bebida incluido.

La Luna es un bar de barriada, limpio y sin lujos, un local pequeño que regenta Esther Egido, una mujer vitalista y decidida que carga con el peso del establecimiento con la única ayuda de una empleada.

Su puchero de los lunes, entre valenciano y manchego, es el más solicitado de Valencia. Las reservas se hacen hasta con un mes de antelación y eso que usa una olla de 120 litros, solo para la cocción de las carnes y embutidos. Esther abre para los almuerzos y cierra a continuación para meterse en la cocina hasta la hora de comer. No da cenas ni abre los fines de semana, pero el cocido, con manitas de cerdo, garreta, pollo, tocino, pelota, blanquet, chorizo, jamón… es de lo más suculento. También se recomienda el arroz al horno con caldo de cocido y garbanzos o la paella de manitas.

Otros destacables

La Tierruca,

C/ Salamanca, 42. Tf. 963 256 381. 16,50 euros.

Desde 2004, Quique y Mario, ofrecen dos cocidos de la cocina cántabra en carta; a diario, el montañés, con alubias blancas, berza, morcilla y chorizo y de jueves a domingo, además, el lebaniego, más parecido al cocido tradicional, con garbanzos, costilla, rabo de cerdo y morcillo de vaca, según las recetas de Angelines, la madre cántabra de uno de los socios. Tienen ambos mucho éxito, como todas sus especialidades de su tierra.

Bar restaurante Marzal

Matemático Marzal, 16. Tfn. 963 571 458.13 euros en menú, con postre y bebida incluida.

Los miércoles, Marzal incluye el cocido en el menú. Se trata de un bar restaurante de menú diario, muy conocido en el barrio, que se hincha a dar almuerzos y también llena a mediodía. Lo llevan dos hermanos, Miguel y Félix Penalba y es de los pocos bares en Valencia que cuando pides unas

cañas te la acompañan con una tapa, esa sana costumbre en otros lugares que aquí muchos sustituyen con unos malditos kikos.