Espacio
Viajar a Marte te podría costar un riñón (literalmente)
Un nuevo estudio ha analizado los daños renales que suponen los viajes espaciales y la diálisis parece una necesidad
Cuando pensamos en los viajes espacialesv los imaginamos lejanos y el motivo suele ser la tecnología. Ahora mismo no tenemos el aparataje necesario para poner a un humano en Marte, desde luego, pero hay otro factor igual de limitante del que apenas hablamos. Porque, incluso si mañana mismo tuviéramos un cohete, una cápsula y un aterrizador infalibles, incluso si ya tuviéramos bases en la superficie marciana, seguiríamos sin estar preparados para poner pie en nuestro vecino rojo. Y es que el espacio esconde peligros para nuestra salud. Según un artículo publicado en Nature Communications, un viaje tan largo podría dañar permanentemente nuestros riñones.
La medicina espacial es un campo que conocemos poco, aunque más de lo que podríamos pensar. Durante décadas, se han monitorizado las constantes de astronautas y cosmonautas, así como de animales enviados por encima de la línea de Kármán. Gracias a ello, conocemos cómo le afecta a nuestro cuerpo la microgravedad y la radiación a la que estamos expuestos en el espacio. Sabemos que los huesos pierden densidad al no estar sometidos a la gravedad terrestre, sabemos que al intestino le cuesta contraerse y que el corazón cambia con todos los riesgos que eso tiene. Sin embargo, cuando hablamos de un viaje interplanetario los peligros son incluso mayores.
Una cuestión de tiempo
El cosmonauta Oleg Kononenko es la persona que más tiempo ha estado en el espacio. Más de 900 horas en el espacio, aunque de forma discontinua. El récord de forma continuada lo tiene otro ruso, Valeri Poliakov, con 437 días. Sus experiencias nos han dado información valiosísima sobre el funcionamiento del cuerpo humano en el espacio y, sin embargo, no son suficientes, porque se estima que una misión a Marte duraría entre 1,5 y 2,5 años que, en días, serían unos 547 y 912 días respectivamente. Es más, a la gran cantidad de días seguidos se suma un problema mucho mayor.
Un viaje a Marte supone salir por completo de nuestro campo magnético que, aquí, en la Tierra, actúa como una suerte de escudo que nos protege de la radiación del espacio. Los dos cosmonautas nombrados en el párrafo anterior han pasado sus días en la Estación Espacial Internacional, que está parcialmente protegida por la magnetosfera terrestre. De hecho, las 24 personas que han pisado la Luna son las únicas que han estado expuestas a la radiación del espacio sin protección de nuestra magnetosfera. Un viaje a Marte significaría una exposición a la radiación sin precedentes durante un tiempo muy prolongado y con una asistencia sanitaria limitada.
Ni un mes de margen
El estudio ha corrido a cargo de más de 40 instituciones en 5 continentes y utilizaron datos y muestras de 20 cohortes de estudios diferentes para analizar, en conjunto, qué podemos extraer de los resultados. Entre ellos se encontraban los datos de más de 40 misiones espaciales en órbita baja. La mayoría de las misiones tuvieron lugar en la Estación Espacial Internacional e involucraban ratones o humanos. De hecho, también se realizaron 11 simulaciones de viajes a Marte. 7 de ellas sometiendo expusieron ratones a dosis de radiación equivalentes a un viaje interplanetario durante tiempos de entre un año y medio y dos años y medio.
El resultado fue claro: los riñones de los ratones expuestos a radiación durante dos años y medio experimentaron daños permanentes y una pérdida de función. Es más, ya había daños permanentes con algo menos de un mes de exposición. Se observó que los túbulos renales se encogían en pocas semanas. Estas estructuras son las responsables de retener las sustancias que no queremos orinar y secretar las que queremos expulsar de nuestro cuerpo, captando calcio y emitiendo sales, por ejemplo. Su deterioro podría explicar, por lo tanto, la frecuente aparición de cálculos renales en astronautas que, hasta ahora, se creía más relacionada con el acúmulo de calcio por la pérdida de hueso.
Dicho en pocas palabras: un viaje a Marte, incluso con la tecnología espacial más puntera, posiblemente nos costaría uno o dos riñones. El Dr. Keith Siew, primer autor del estudio del London Tubular Centre, con sede en el Departamento de Medicina Renal de la UCL lo tiene claro: “Si no desarrollamos nuevas formas de proteger los riñones, diría que, aunque un astronauta podría llegar a Marte, podría necesitar diálisis en el camino de regreso. Sabemos que los riñones son tardíos en mostrar signos de daño por radiación; para cuando esto se hace evidente, probablemente sea demasiado tarde para prevenir la insuficiencia, lo cual sería catastrófico para las posibilidades de éxito de la misión.”
QUE NO TE LA CUELEN:
- Cada vez entendemos mejor cómo se comporta nuestro cuerpo en condiciones no terrestres, pero sigue habiendo muchísimas cuestiones que no entendemos, incluso algunas de las más básicas. Por desgracia, para avanzar en este campo tendremos que reunir testimonios de astronautas que hayan sufrido problemas médicos durante sus viajes.
REFERENCIAS (MLA):
- “Cosmic Kidney Disease: An integrated panomic, physiological and morphological study into spaceflight-induced renal dysfunction” Nature Communications [[LINK:EXTERNO|||http://dx.doi.org/10.1038/s41467-024-49212-1" target="_blank">]]
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