Ciencia

Un estudio científico revela las características únicas del espectacular superbólido del 19 de mayo

La enorme bola de fuego sobrevoló los cielos de Extremadura y del noroeste de Portugal

Superbólido de la noche del sábado 18 de mayo
Superbólido de la madrugada del 19 de mayoEuropa Press

En la madrugada del 19 de mayo, exactamente a las 0:46:50 CEST, los cielos de Extremadura y varias regiones del noroeste de Portugal fueron escenario de un fenómeno astronómico realmente interesante. Una enorme bola de fuego, producida por la ablación súbita de una roca procedente de un cometa, sobrevoló los cielos del oeste peninsular a una velocidad de alrededor de 140.000 km/h, antes de desintegrarse definitivamente en el océano Atlántico.

Las bolas de fuego cayendo del cielo son un fenómeno ciertamente raro, pero no tan inusual como cabría pensar. Se suelen registrar unas 25-30 al año en España. Sin embargo, el cuerpo incandescente del otro día y la estela de fuego que provocó fueron realmente espectaculares. Afortunadamente, quedaron multitud de vídeos de curiosos y entusiastas que dan prueba de ello.

Ahora, los científicos pueden profundizar en las propiedades físicas de estos materiales, mediante un análisis detallado del movimiento de la bola de fuego en relación a las estrellas de fondo que aparecen en los vídeos obtenidos, pudiendo llegar -incluso- a inferir su densidad y consistencia aerodinámica.

En un artículo publicado en The Conversation por Josep M. Trigo Rodríguez, Investigador Principal del Grupo de Meteoritos, Cuerpos Menores y Ciencias Planetarias del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE - CSIC); el experto compartió las características del superbólido del pasado domingo, 19 de mayo, que lo convirtieron en un fenómeno tan especial:

¿Qué lo hizo tan especial?

Lo que hizo a este bólido tan especial fue, en primer lugar, su gran luminosidad; tan intensa que fue detectado por los satélites de defensa estadounidenses, que están equipados con sensores ópticos con el objetivo de controlar posibles pruebas nucleares clandestinas. Estos sofisticados sensores posibilitan que el Center For Near Earth Studies (CNEOS) elabore y mantenga un registro de los grandes bólidos que son detectados desde el espacio. Y este definitivamente entró en la lista.

Otro elemento realmente interesante de esta bola de fuego fue su tamaño atípico para un fragmento de cometa, descubierto tras el estudio de la ablación del superbólido, es decir, de la pérdida progresiva de la masa del meteoroide debido al calentamiento por fricción cuando atraviesa la atmósfera. Con un diámetro ligeramente menor a un metro y una masa aproximada de 700 kilogramos, resulta demasiado grande para ser un desprendimiento por sublimación de los hielos de un cometa, pero al mismo tiempo, demasiado pequeño para ser detectado por programas telescópicos de búsqueda automatizada.

Una tercera clave que define a este superbólido fue su densidad. Los cometas suelen estar compuestos principalmente de partículas pequeñas de silicatos, óxidos y otros elementos formados cerca del Sol, hielos y materia orgánica. Estos componentes, que pueden variar en sus proporciones, se acumulan en áreas del cometa donde las velocidades son bajas, dando lugar a una estructura frágil y volátil. Esta característica explica la densidad del superbólido de 1,6 g/cm³, ligeramente superior a la del agua.

Tras intensivos estudios, los científicos concluyeron que, para que un objeto de tales dimensiones llegue a la Tierra, es altamente probable que se origine del desmoronamiento de un cometa frágil cerca del perihelio, es decir, en el punto de su órbita más cercano al Sol; una teoría respaldada -además- por la inusual órbita descrita por el asteroide. Los científicos también sugieren que el colapso de este cometa ocurrió hace relativamente poco tiempo (en términos astronómicos), dada la notable fragilidad de la roca.