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¿Cómo de cerca estamos de tener los “cerebros tecnológicos” que quiere Elon Musk?

Elon Musk ha vuelto a despertar el interés de la población con su nuevo dispositivo, Telephathy, y ahora nos preguntamos si sus sueños están cerca

Elon Musk posando antes del acto donde anunciaron los últimos avances de Neuralink.
Elon Musk, durante el anuncio de los últimos avances de NeuralinkSteve JurvetsonCreative Commons

Hace algo más de un año, Elon Musk anunció que su empresa Neuralink esperaba poder implantar un dispositivo de altísima tecnología en el cerebro humano pronto. De hecho, dio un plazo concreto: seis meses. Se trataba de un interfaz cerebro-máquina, una tecnología capaz de recibir o emitir impulsos eléctricos interactuando con el cerebro. En aquel evento, celebrado en la sede de la empresa en Fremont, California, el multimillonario mostró los avances logrados por Neuralink y señaló que la compañía ya había completado la mayor parte de los trámites con la FDA (Food and Drug Administration), encargada de regular el uso de medicamentos y productos médicos en Estados Unidos, para poder comenzar los ensayos en humanos.

Iban a ser seis meses y, al final, ha sido más del doble. Pero hay que reconocer que el chip cerebral de Musk ya es un hecho. Hace unos días fue implantado por primera vez en un cerebro humano y, en principio, su portador se está recuperando con normalidad. El nombre de la tecnología es “Telepathy”, haciendo referencia las ambiciosas aspiraciones de la compañía, que pretende controlar dispositivos de alta tecnología solo con el pensamiento, empleando el chip cerebral. En Neuralink piensan a lo grande o, al menos Elonk Musk hace promesas a esa escala (y con mucha ligereza). Los retrasos ya se han convertido en una marca de la casa, pero hay que reconocer, que, sus empresas, de vez en cuando hacen aportes verdaderamente revolucionarios. ¿Es este el caso de Telepathy? Pues, por ahora, la única respuesta honesta es que: probablemente no.

Ni el primero, ni el último, ni el de inflexión

Normalmente, los hitos más relevantes de una tecnología corresponden a pasos clave, ya sea por tratarse del primero, cuando la idea se materializa por primera vez; del último, cuando todo está resuelto; o del paso de inflexión, en el que se solventa el principal bache en el proceso de desarrollo. Por desgracia, esta última noticia que Musk ha ondeado en la red social que se empeña en llamar X no es ni el primero, ni el segundo, ni el tercero de los casos. ¿Por qué tanta atención mediática, pues? Porque se trata de Elon Musk y estamos deseando leer sobre sus aventuras y, en especial, sobre sus desventuras.Ningún medio puede permitirse el lujo de ser el único que no cubre sus andanzas.

Pensemos en el caso de esta misma empresa hace algo menos de 4 años. Por aquel entonces, Neuralink había anunciado con gran júbilo el desarrollo de unos electrodos finísimos con los que estimular el cerebro y registrar su actividad. Todos los medios se hicieron eco y Musk sacó pecho. Lo que no tuvo tanto predicamento fue que, apenas unos meses después, otra empresa anunció unos electrodos muchísimo más delgados. Porque, para sorpresa de nadie, la tecnología avanza incluso cuando la prensa no está mirando, y adelgazar unos electrodos es algo que se celebraba en la industria antes y después de que Neuralink hiciera su pequeña aportación. Fue un logro bastante estándar para la neurotecnología moderna, pero ridículo si lo comparamos con lo que Musk prometía meses antes: un dispositivo capaz de curar la depresión y devolver sus piernas a las personas paralíticas. Entonces… ¿en qué punto estamos?

Un poco de contexto

Pensemos en el mayor de los éxitos tecnológicos asociados a la figura de Musk. Aterrizar un cohete, como hacen los de Space X, es un gran reto, pero sabemos cómo funcionan sus piezas, teníamos sistemas para controlar automáticamente el vuelo de drones, sensores capaces de determinar la posición y velocidad de un objeto y motores para equilibrarlo. La dificultad estaba en poner todo eso junto de forma que fuera viable utilizarlo para el caso particular de un descomunal cohete. Es un reto tecnológico que descansa sobre un conocimiento teórico sólido, lo cual permite estimar que si podrá ser resuelto con más o menos premura.

Sin embargo, cuando Elon Musk promete que su nuevo proyecto será capaz de guardar memorias o curar la depresión, está haciendo algo muy distinto. Con el problema de los cohetes ya conocíamos bastante bien cómo trabaja la fuerza de la gravedad, cuál es la velocidad de escape, las reacciones químicas del combustible utilizado, etc. Pero en el caso del cerebro desconocemos demasiado sus equivalentes. ¿Cómo almacena exactamente las memorias? Todo lo que tenemos son especulaciones un tanto vagas.

¿Te acuerdas de mí?

Creemos saber que estructuras como el hipocampo guardan la memoria a corto plazo y la corteza cerebral los recuerdos más permanentes. Tenemos algunas pruebas de que cada concepto parece estar codificado por grupos de células cerebrales llamadas neuronas que se conectan entre sí y a su vez participan de recuerdos más complejos al ser parte de redes neuronales mayores. Sospechamos que cuanto más estimulamos una de estas redes en su conjunto, más se refuerza la unión entre sus neuronas y más se fija el recuerdo, facilitando que lo evoquemos. Tenemos algunas pistas aquí y allí, podemos vislumbrar la silueta de cómo funciona la memoria, pero no la conocemos, ni de lejos, con el mismo nivel de detalle que a la gravedad.

Es más, este desconocimiento sobre los conceptos más abstractos de la memoria se suma a nuestra gran incapacidad de particularizar el poco conocimiento abstracto que tenemos en individuos concretos. Cada cerebro es un mundo porque, aunque tiene las mismas estructuras y patrones de activación similares, contiene tal nivel de detalle y precisión que cualquier pequeño cambio podría hacer que nuestro intento de comprender un cerebro concreto a partir de una serie vaga de reglas generales se estrellara catastróficamente contra la realidad. Esto limita cualquier promesa que queramos hacer sobre manipularla. No es solo un reto tecnológico, sino científico en el cual todavía estamos muy perdidos y, una vez encontremos el camino, tardaremos años en recorrerlo hasta saber lo suficiente como para utilizarlo del modo que Musk plantea. Entonces… ¿qué es realista esperar?

Una taza de realismo

En realidad, lo que propone Musk, en su versión más plausible, ya se ha hecho. Y no una, sino varias veces. El caso más conocido es, posiblemente el del experimento realizado por el equipo de Miguel Pais-Vieira. La investigación fue publicada en 2013 en Scientific Reports, y en ella se hablaba de una transferencia de información a tiempo real entre dos ratas que llevaban un interfaz cerebro-máquina. Las ratas estaban aisladas y tenían que hacer una elección. La rata receptora aprendió a tomar las mismas decisiones que la otra. El resultado es realmente espectacular, porque nos habla de dos cerebros que han aprendido a trabajar juntos incluso sin ser conscientes de la existencia del otro, casi como si trabajaran como un todo. La gran diferencia es que Telephathy pretende lograr esto sin cables, implantada en el interior del cráneo y enviando información al exterior y eso no es baladí, aunque tampoco sería el primer dispositivo de este tipo.

Sin embargo, hay una pega relativamente importante. Para muchos investigadores lo que este estudio demuestra es que puede entrenarse a una rata para interpretar los distintos estímulos en su cerebro del mismo modo que puede entrenársela para obedecer a sonidos diferentes. Sería simplemente un condicionamiento y no que la rata perciba algo que intuitivamente comprenda como información sobre la decisión que ha de tomar. Para estos investigadores bien podría haberse hecho lo mismo mediante descargas eléctricas en la cola. Cierto es, precisamente por eso es importante insistir en cuán perdidos estamos en cuanto a la implementación de funciones realmente complejas en los interfaces cerebro-máquina. Sin embargo, a efectos prácticos es un paso interesante que nos permite alcanzar funciones rudimentarias que, en un futuro, tras desarrollarse un poco más, podrían significar un cambio radical en la forma en que nos comunicamos, no solo entre nosotros, sino con otros dispositivos.

Teniendo en cuenta todo esto parece que estamos bastante lejos de cumplir los sueños de Elon Musk. Por ahora (y no es poco) tenemos un dispositivo implantado en el interior de un cerebro humano que funciona sin cables externos y que conecta nuestra materia gris mediante unos mil electrodos. Falta mucho para que esta tecnología adquiera funciones interesantes y, incluso un poco más, para que llegue al mercado. Antes tenemos que resolver cuestiones científicas, tecnológicas e incluso éticas que, por ahora, están demasiado inexploradas. Por lo tanto, por el momento, Telepathy solo es un pasito dentro del proceloso mundo de la tecnología, que lleva tiempo dando noticias más relevantes y que, sin lugar a duda, las seguirá dando dentro y fuera de la compañía de Musk.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Musk es un empresario que ha sabido crear expectación y manejarla, aunque no siempre cumpla sus promesas. Algunos de sus proyectos fallidos, como Hyperloop o Neuralink, han generado tecnología útil y nuevas demandas, incentivando a otras compañías a invertir en sectores innovadores. Tesla Bot, por ejemplo, no es más que una ilusión, pero eso no quita que haya conseguido hazañas increíbles, como los cohetes de Space X que vuelven a la Tierra. Telepathy podría cumplir sus promesas, aunque no en el tiempo indicado, o, tal vez, podría sumarse a esta lista de despropósitos que fueron vendidos a los medios con más convicción que pruebas. Los humanos no son como los héroes de ficción, tienen virtudes y defectos, y hay que reconocer ambos. Lamentablemente, hay una secta de fanáticos que no dudarán en tomar humanos para convertirlos en santos que adorar.

REFERENCIAS (MLA):

  • Neuralink. 2024 https://neuralink.com/
  • Obaid, Abdulmalik et al. “Massively Parallel Microwire Arrays Integrated With CMOS Chips For Neural Recording”. Science Advances, vol 6, no. 12, 2020, p. eaay2789. American Association For The Advancement Of Science (AAAS), doi:10.1126/sciadv.aay2789. Accessed 4 Sept 2020.
  • Penaloza, Christian I., and Shuichi Nishio. “BMI Control Of A Third Arm For Multitasking”. Science Robotics, vol 3, no. 20, 2018, p. eaat1228. American Association For The Advancement Of Science (AAAS), doi:10.1126/scirobotics.aat1228. Accessed 4 Sept 2020.
  • Ryan, Jackson. “Elon Musk’s Neuralink Brain-Computer: Watch ‘Working’ Demo Replay”. CNET, 2020,
  • Pais-Vieira, Miguel et al. “A Brain-To-Brain Interface For Real-Time Sharing Of Sensorimotor Information”. Scientific Reports, vol 3, no. 1, 2013. Springer Science And Business Media LLC, doi:10.1038/srep01319. Accessed 26 May 2021.