
Arte
En el prostíbulo de Barcelona en el que Picasso jugaba a ser Manet
Sale a la venta un dibujo de juventud del artista en el que parodia una de las obras maestras del impresionismo

A lo largo de su vida, Pablo Picasso intentó ponerse a la altura de los artistas que veía como una referencia e, incluso, como rivales en su objetivo de alcanzar la cima, ya estuvieran vivos o muertos, ya fueran una referencia pasada o una dura competencia contemporánea. Le pasó en un primer momento con su padre, con José Ruiz Blasco, al que no tardó en superar desde muy joven. Posteriormente, durante sus años de bohemia barcelonesa, plantó cara a Ramon Casas y Santiago Rusiñol, una senda por la que también pasarían con los años Georges Braque, Juan Gris o Henri Matisse, por hablar de los que conoció, y que extendió hacia los clásicos, desde El Greco, Velázquez, Rembrandt y Goya hasta los impresionistas, como Henri Toulouse-Lautrec o Édouard Manet. De este último sabemos que admiraba una de sus obras más icónicas, la celebérrima "Olympia", que trató de reinterpretar.
Una de estas lecturas picassianas es la protagonista de una pequeña subasta que organiza Sotheby's, en Londres, el próximo 5 de marzo. Lo de pequeña es porque solamente se ofertan siete lotes, con piezas de Klimt, Pissarro o Buffet. Sin embargo, es indudable que el protagonista es Picasso con esta composición de pequeñas dimensiones, 14.9 por 21.5 centímetros, en la línea de otras muy parecidas, de carácter cómico y erótico, de las que se guardan en el museo barcelonés que tiene el nombre del pintor. Son escenas, basadas en hechos reales -por decirlo de alguna manera-, que toman como referencia lo vivido por Picasso y sus amigos en algunos de los prostíbulos que visitaban en la Barcelona de principios del siglo pasado, entre ellos el muy célebre de la calle Avinyó, a muy poca distancia del taller que Pablo Ruiz tenía en la calle de la Plata.
En la obra que nos ocupa vemos desnudos a Picasso y su amigo Sebastià Junyer Vidal rodeando una cama en la que yace una mujer negra en posición parecida a la de la Olympia de Manet. Para subrayar la deuda con la tela impresionista, todo un escándalo cuando fue dada a conocer públicamente, Junyer surge llevando una bandeja de frutas a la manera de la sirviente que tenemos en la pintura de Manet. Picasso consideraba a Manet como el primer pintor moderno por lo que no dudó en seguir su estela tanto en sus primeras etapas creativas, como ocurre con la pieza a subasta, así como décadas más tarde, viejo y consagrado, reinterpretando hasta la obsesión "El desayuno sobre la hierba".
Sebastià Junyer fue uno de los grandes amigos del joven Picasso desde que ambos se conocieron en Els Quatre Gats. Su característico rostro -frente despejada, cabello alborotado y rizado y frondoso bigote- hizo que fuera protagonistas de algunos dibujos y óleos picassianos. También pintor, llegó a compartir taller con su querido camarada en el famoso Bateau Lavoir de París, aquel taller en el que nació el cubismo. Los dos vivieron la bohemia hasta el límite, incluso visitando juntos prostíbulos, sobre todo entre 1903 y 1904, durante una estancia de Picasso en Barcelona y de la que hay testimonio gráfico gracias a las obras del gran artista.
✕
Accede a tu cuenta para comentar