Arte
El Museo del Prado oculto de Cataluña
Obras de Murillo, El Greco o Goya se exhiben en Vilanova procedentes de la gran pinacoteca
Es uno de los grandes museos catalanes, pero ha estado cerrado durante meses por obras de remodelación. El pasado fin de semana volvió a abrir sus puertas la Biblioteca Museu Víctor Balaguer, en Vilanova i la Geltrú, el acto más importante con el que se conmemora el bicentenario del nacimiento del escritor y político liberal que da nombre a esta institución. Tras dos años de obras, el centro ha renovado sus salas de exposición en las que se pueden ver las colecciones reunidas por el propio Balaguer durante el siglo XIX, además de préstamos de varios museos. Uno de ellos es el Museo del Prado, un hecho que ha convertido el Víctor Balaguer en el mejor embajador en Cataluña de la gran pinacoteca madrileña.
Cuando el museo abrió sus puertas en 1884, Balaguer logró gracias a sus buenos contactos en la Corte que el Prado decidiera prestar algunas piezas de su colección al museo de Vilanova, una colaboración que se ha ido renovado con el paso de los años. Cuando el centro se inauguró, Balaguer pudo contar con un total de 38 piezas, entre pintura y escultura, con obras firmadas por Juan Bautista Maíno, Pedro Orrente, Vicente Carducho o Juan Carreño de Miranda. Una mención aparte la merecía la gran composición de Joaquín Sorolla “Dos de mayo” y, por encima de todos los otros óleos, “La Anunciación” de El Greco.
En la década de los ochenta del siglo pasado se reforzó el convenio de colaboración que forma parte de la iniciativa denominada El Prado Extendido. Quien visite ahora el Víctor Balaguer puede contemplar un recorrido que nos lleva desde finales del siglo XVI hasta principios del XVIII, combinando numerosos géneros como el retrato de corte, pintura religiosa y mitológica, paisajes y naturaleza muerta.
Entre las joyas expuestas destacan “ La Sagrada Familia, Santa Ana y San Juanito” y "San Francisco de Asís y el hermano León meditando sobre la muerte”, ambas de El Greco, y que demuestran la maestría de este artista en el terreno de la pintura religiosa. Igualmente fundamental es “Dama desconocida”, una composición de Juan Pantoja de la Cruz donde demuestra su maestría en el retrato, así como el detallismo en la gorguera de la protagonista. De Francisco de Goya se han recogido dos de los óleos que dedicó al rey Carlos IV y a su esposa María Luisa de Parma donde se constata la psicología del pincel del pintor aragonés. Igualmente, en las paredes del Víctor Balaguer y gracias al Prado, tenemos piezas de Murillo, Carreño de Miranda, Ribera o Brueghel el Viejo.
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