Una figura imprescindible
John B. Trend, el hispanista que siempre estuvo ahí
Una biografía recupera una importante figura en la divulgación de la cultura española más allá de nuestras fronteras
Estamos acostumbrados a que los hispanistas nos hablen de los momentos turbulentos que vivió nuestro país en la primera mitad del siglo XX, pero desde la distancia, a partir de las informaciones recogidas. Es decir, es difícil contarlo a través de la vivencia. Pero hay excepciones y una de ellas se llamó John B. Trend, un personaje apasionante y que con el paso del tiempo ha ido quedando injustamente desdibujado. En estos días Publicaciones de la Residencia de Estudiantes publica una biografía sobre este profesor formado en Cambridge y que se encontró con una España que cambiaba especialmente en aspectos culturales y educativos en los primeros veinte. Su discípula Margaret Joan Anstee es quien firma el interesante ensayo biográfico «John B. Trend. Un hispanista singular en una época convulsa». Pero ¿quién era Trend?
Gracias a los diarios y los epistolarios del hispanista podemos conocer algo más de una personalidad que estuvo fuertemente vinculada con la Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de Estudiantes, dos instituciones relacionados con los cambios pedagógicos que tuvieron lugar en nuestro país y que quedaron trágicamente truncados con el estallido de la Guerra Civil y el posterior régimen franquista. Trend , nacido en 1887,era hijo de una familia de clase media y su niñez, como era lo normal en los británicos de su tiempo, fue puramente victoriana. En un primer momento, John B. Trend ya convertido en un estudiante universitario, se trasladó a Cambridge para dedicarse a las Ciencias Naturales, pero fue la música la que se convirtió en su gran pasión en aquel momento hasta el punto que, una vez concluidos sus estudios, se dedicó a escribir como periodista y crítico musical. La Primera Guerra Mundial lo llevó al frente, una experiencia que lo desgarró y que le hizo tomar la decisión de marcharse lejos tras el final de aquella sangría. Quiso seguir interesado en continuar su pasión por la música y fue España el lugar que escogió para seguir ese camino, pese a no tener ningún conocimiento del idioma.
Fue aquí donde congenió con quien se convirtió en uno de sus principales amigos: el compositor Manuel de Falla a quien conoció gracias al coincidir ambos en una misma pensión granadina. «El señor Falla se pasaba la mayor parte de la mañana trabajando, aunque a la hora del almuerzo nos sorprendía con nuevas combinaciones de mulas y diligencias que pudieran llevarnos a Sierra Nevada. Estaba planeando una excursión gloriosa: en burro, seguidos de cerca por jumentos de repuesto y asnos cargados de tortillas frías, boquerones, pimientos, pan y enormes damajuanas de vino; habíamos de internarnos en el corazón de la sierra y, una vez allí, “en la tenue luz del amanecer” o bajo el fulgor de la estrellada noche, los arrieros cantarían sus coplas, sobre las que más tarde Falla labraría sus exquisitos movimientos musicales meticulosamente construidos. La excursión se quedó en proyecto, pero la música ya se está escribiendo», escribió Trend en una carta a su amigo y mentor Edward Dent. El hispanista fue, por ejemplo, de dar a conocer en el mundo anglosajón el Concurso de Cante Jondo que en 1922 organizó Falla en Granada con la complicidad, entre otros, de Federico García Lorca a quien, por cierto, el hispanista llegó a conocer bien.
Posiblemente, como se comenta en el libro que nos ocupa, Trend tuvo un mejor conocimiento de España gracias a su vínculo con Alberto Jiménez Fraud y la casa que dirigió, es decir, con la Residencia de Estudiantes. En el libro que dedicó a Lorca en 1956, el hispanista apuntó que «a comienzos de los años veinte tuve la oportunidad en España de sentarme tranquilamente a escuchar hablar a personas como Juan Ramón Jiménez, Unamuno, Pío Baroja, Ortega y Gasset, Enrique de Mesa, Pérez de Ayala, Antonio y Manuel Machado, Moreno Villa, Amado y Dámaso Alonso, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, el mexicano Alfonso Reyes y el compositor español Manuel de Falla. La mayoría eran poetas o personas muy sensibles a la poesía, y muchos estaban conectados con la Institución Libre de Enseñanza (ILE) o la Residencia de Estudiantes. Naturalmente uno de ellos era Alberto Jiménez, el admirable presidente de la Residencia».
Como ya se ha dicho, la Guerra Civil lo cambió todo y John B. Trend juró no volver a poner a regresar a España tras la victoria de las tropas de Franco. Eso no hizo que su amor por España disminuyera. Trend volvió a las aulas en Cambridge y se convirtió, como lo definió su biógrafa, en un catedrático de español poco común. Le dolió que algunos de sus amigos hubieran mostrado sus simpatías por el bando ganador de la contienda, como le sucedió con el guitarrista Andrés Segovia.
Convertido en un apoyo activo de los exiliados, hasta que se jubiló en 1953 siguió trabajando por dar a conocer en las aulas y en sus libros la cultura española, haciendo de él un hispanista que siempre estuvo ahí.
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