Los pacientes con cáncer son, generalmente, personas inmunodeprimidas, de manera que podrían desarrollar menos anticuerpos protectores antes los virus. Es por ello que se aconseja su vacunación prioritaria ante una posible exposición a estos patógenos, razón por la cual a partir de la pandemia y hasta el curso pasado se recomendó su inmunización frente a la gripe y la COVID-19 a las puertas del invierno.

Sin embargo, ésta es una población especial que, por su condición de personas inmunodeprimidas o en tratamiento con quimioterapia, no suele estar incluida en los

estudios iniciales de las vacunas por una cuestión de seguridad, por lo tanto, es necesario evaluar a posteriori la eficacia de la vacunación en este grupo, así como sus posibles reacciones y si es necesario adaptar las pautas.

En este contexto, investigadores del Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol y (IDIAPJGol) del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación "la Caixa", pusieron en marcha un estudio sobre la efectividad de las vacunas contra la COVID-19 entre pacientes con cáncer en Cataluña. Y, a tenor de los resultados de este trabajado, que se se han publicado en la revista Nature Communications, es recomendable administrar una dosis de refuerzo a esta población para garantizar su protección frente a hospitalizaciones y muerte.

La pauta completa, el doble de protección

Para llevar a cabo este estudio, los investigadores analizaron datos de 184.744 pacientes con cáncer incluidos en el sistema de información para el desarrollo de la investigación en atención primaria, que incluye a aquellas personas atendidas en el primer nivel asistencial en Cataluña. "Hemos seleccionado pacientes con cáncer en el momento de iniciar la vacunación o hasta 5 años antes, que es la ventana en la que el cáncer aún está en seguimiento, y hemos comparado la protección contra muerte y hospitalización en personas que recibieron una primera y segunda dosis de la vacuna contra aquellas que no habían recibido ninguna vacuna", explica Otavio Ranzani, investigador del ISGlobal que ha supervisado el estudio junto a Talita Duarte-Sallés, del IDIAPJGol.

"Hemos visto que la protección fue de cerca del 50% contra la hospitalización y del 60% contra la muerte entre el grupo de pacientes que recibieron las dos inoculaciones de la vacuna", explica Ranzani, por lo que los resultados indican que la tasa de mortalidad y complicaciones graves entre los no vacunados duplica la de aquellos que recibieron la pauta completa.

Al respecto, el investigador matiza que "a diferencia de lo que sucede con la población población general, entre la que una primera dosis de la vacuna ya confiere una cierta protección ante el virus, en el paciente con cáncer una única inoculación es insuficiente". "Es con la segunda dosis con la que se consigue una protección, que aún así es menor que en la población general".

Necesidad de un refuerzo anual

En el marco de este estudio, también se valoró si una dosis de refuerzo aporta una protección extra a los pacientes oncológicos con una primera y una segunda vacuna y se comprobó que "con esa tercera inoculación, el beneficio es bastante grande, llegando al 80% de protección contra muerte y hospitalización", lo que es equiparable a lo que sucede con la población general.

Por lo tanto, los resultados de este estudio confirman que "la vacunación es una medida bastante eficiente en pacientes con cáncer para evitar mortalidad y hospitalización y son necesarias tres dosis para garantizar esa protección", señala Ranzani, quien al respecto comenta que eso vendría a confirmar la conveniencia de vacunar contra la COVID-19 anualmente a esta población, que es lo que ya se está haciendo.