Cultura
Este barrio judío de Cataluña es el mejor conservado de Europa
Entre los muchos capítulos que conforman la historia de España, destaca la significativa influencia de la comunidad judía, especialmente durante la Edad Media
España es un país de una riqueza cultural, arquitectónica y urbanística incomparable. A lo largo de su territorio, las huellas de civilizaciones como los íberos, romanos, musulmanes, judíos y cristianos se entrelazan creando un legado único. Este patrimonio es visible en monumentos icónicos como la Alhambra de Granada, la Mezquita-Catedral de Córdoba o la Sagrada Familia en Barcelona, así como en sus calles, plazas y barrios históricos. Cataluña, en particular, es una región que ha sabido conservar con esmero este legado. Sus ciudades y pueblos, con un pasado que abarca desde la época romana hasta el modernismo, son testimonio de su importancia histórica y cultural en la península ibérica.
Entre los muchos capítulos que conforman la historia de España, destaca la significativa influencia de la comunidad judía, especialmente durante la Edad Media. En esa época, los judíos desempeñaron un papel clave en la vida económica, cultural y social, tanto en Europa como en la península. En España y Cataluña, estas comunidades se organizaban en barrios propios, conocidos como aljamas, donde vivían y desarrollaban su vida cotidiana. Solían situarse en zonas apartadas del núcleo principal de las ciudades y se caracterizaban por un entramado de calles estrechas, sin salida y con una marcada estructura defensiva. Eran auténticos epicentros culturales, con sinagogas, escuelas y baños rituales (mikvés), que reflejaban la importancia de la comunidad en la sociedad medieval.
El barrio judío mejor conservado de Europa
En Cataluña, uno de estos barrios judíos no solo ha sobrevivido al paso del tiempo, sino que ha alcanzado un reconocimiento especial: el Call de Girona. Este barrio medieval catalán no solo es uno de los más emblemáticos de España, sino que está considerado como el barrio judío mejor conservado de Europa. Sus estrechas calles empedradas y sus edificios históricos, cuidadosamente restaurados, ofrecen un viaje al pasado, permitiendo a los visitantes experimentar cómo era la vida en una aljama medieval.
El Call de Girona data de los siglos XII y XIII, cuando la comunidad judía de la ciudad alcanzó su apogeo. En su interior se encuentran joyas históricas como el Centro Bonastruc ça Porta, un espacio que alberga el Museo de Historia de los Judíos y que fue, probablemente, una antigua sinagoga. Además, las calles del barrio conservan los nombres originales de la época, como la calle de la Força, que era la vía principal del call. Los visitantes pueden explorar también los restos de mikvés, antiguos talleres y patios que evocan el día a día de la comunidad judía que habitó este lugar durante más de cinco siglos.
A pesar de la salida de los judíos de la Península, el Call ha resistido al paso del tiempo, convirtiéndose en un símbolo de memoria y de diálogo intercultural. Hoy, recorrer el Call de Girona es sumergirse en la historia, disfrutar de un entorno único y conectar con una de las herencias más fascinantes de la Edad Media en Europa.
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