Picasso no se acaba nunca. Por eso cada mes, por no decir cada semana, aparecen nuevas obras, a veces poco conocidas, que nos permiten arrojar nueva luz sobre las muchas y variadas etapas del genio creativo. Una de esas composiciones nos trae hasta los años barceloneses del pintor, cuando pudo tener su primer taller propio en la calle de la Plata, centro del microcosmos picassiano y que, a partir de allí, nos conduce a la Llotja, los prostíbulos de la calle Avinyó o hasta la cervecería Els 4 Gats. En estos días la casa de subastas Bonhams en París pone en manos del mejor postor un paisaje urbano de corte impresionista, realizado hacia 1900, protagonizado por el campanario de la iglesia de Santa Maria del Pi, en el Barri Gòtic de la capital catalana. Se espera que pueda llegar a unos interesantes 800.000 euros.

Sabemos que la obra es una de las muchas que Picasso regaló a uno de sus más fieles amigos de su grupo barcelonés, es decir, Jaume Sabartés, quien se convirtió en su secretario personal. La colección picassiana de Sabartés fue precisamente la base de lo que es el Museu Picasso de Barcelona, creado con la generosísima donación que realizó de sus fondos, aunque no estaba todo allí, como demuestra el hecho que este paisaje no pertenezca a la actual colección del centro. Donde sí ha estado guardada durante años es en una colección privada de la capital catalana.

Una de las virtudes de esta pieza, según los responsables de Bonhams, aunque la afirmación parece un poco exagerada, es que en ella se empieza a adivinar la época azul que se adueñará de una parte de la producción de un joven Picasso que intenta buscar su voz. Fuera de eso, lo interesante de este cuadro es que puede dialogar con otros trabajos que se encuentran en el museo de Barcelona, como es una vista del campanario de Santa María del Mar o los tejados de Barcelona.

Es la primera vez que esta pieza se pone en venta desde que llegó a manos de Jaume Sabartés.