Documento histórico
El catalán que unió a Franco, Castro y Kennedy en la Casa Blanca
La JFK Library conserva una obra original del músico Xavier Cugat dedicada al presidente estadounidense
A Xavier Cugat siempre le fascinó el poder, más concretamente, el poder que surgía de la Casa Blanca mientras él vivía y trabajaba en Estados Unidos. Buena prueba de ello fue su entregada predisposición a regalar a los presidentes alguno de sus dibujos, esas caricaturas que parecían inspirarse en su estilo en las del mexicano Miguel Covarrubias.
Este diario ha podido localizar uno de esos originales, concretamente el que se conserva en la John F. Kennedy Presidential Library and Museum, en Boston. Es el que Xavier Cugat envió en abril de 1961 a la mansión presidencial cuando Kennedy era el presidente de Estados Unidos.
En esta composición, Cugat recreó la toma de posesión de Kennedy de su cargo el 20 de enero de 1961. La imagen del joven político jurando en la escalinata del Capitolio en Washington D.C. era el punto de partida para que Xavier Cugat diera rienda suelta a su imaginación al incluir entre los invitados a algunos que no estuvieron allí, pero que formaban parte de la actualidad política y cultural de ese tiempo, de los primeros años sesenta, una época de cambios después de todo el conservadurismo que se venía arrastrando desde del largo mandato de Eisenhower.
Con su personal estilo, su mirada caricaturesca de la realidad, Cugat nos permite ver a un John F. Kennedy serio en el momento en el que el juez Earl Warren lo corona, como si se tratara de un nuevo césar, con una corona de laurel, mientras Jacqueline Kennedy se agarra orgullosa del brazo de su marido. En ese escenario también vemos al nuevo vicepresidente Lyndon Johnson, además de los expresidentes Dwight Eisenhower y Harry Truman, así como el vicepresidente saliente Richard Nixon. Todos ellos estuvieron ese día en el acto inaugural.
Pero Cugat se tomó algunas licencias y nos dibujó a una serie de personajes que no acompañaron a Kennedy en su primer día como líder del mundo libre. En este sentido, en otra tarima, contemplan la escena el líder soviético Nikita Kruschev junto a los dirigentes cubanos Fidel Castro y Ernesto Che Guevara. A su lado están Mao Tse Tung y el mariscal Tito, así como Eleonor Roosevelt, la viuda del presidente Franklin D. Roosevelt quien no tuvo mucha simpatía por el padre de JFK, Joseph P. Kennedy, a quien nombró embajador en Londres para acabar destituyéndolo tiempo después.
El trazo de Xavier Cugat también se fijó en el público que asistía a la ceremonia, un público igualmente ficticio porque nunca estuvieron allí. Es el caso del general Francisco Franco que no viajó fuera de España en el tiempo en el extensísimo tiempo que estuvo en el poder, con la excepción de sus excursiones para verse con Hitler y Mussolini. Muy cerca de Franco, Cugat también situó a Nasser de Egipto, a los reyes belgas Balduino y Fabiola, el canciller alemán Konrad Adenauer, el británico Harold Macmillan o el congolés Patrice Lumumba. Igualmente el catalán incorpora a Frank Sinatra y Sammy Davis Jr. y se autorretrata.
La obra acabó colgada en la zona ocupada por el departamento de Prensa que dirigía Pierre Salinger. El 11 de abril de 1961, JFK agradecía a Cugat por carta ese regalo en forma de dibujo.
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