Historia
¿Cómo llegó el primer español a La Meca?
En sus viajes a los países musulmanes, adaptó su imagen al mundo árabe y se hizo pasar por descendiente de Mahoma
La relación de nuestro país con el Islam es más que conocida: siglos y siglos de presencia musulmana a raíz de la conquista liderada por el Califato Omeya en el siglo VIII. Una presencia musulmana que ha dejado una importante herencia cultural en forma de patrimonio, principalmente: ahí está la Alhambra de Granada, la Mezquita de Córdoba o el Palacio de la Aljafería de Zaragoza. Sin embargo, probablemente, pocos sepan que un español fue el primer europeo en pisar La Meca, el bastión del Islam, la ciudad natal de Mahoma.
Ese español fue Domènec Badia Leblich, nacido en Barcelona en 1767. Con tan solo siete años, sus padres se trasladaron por trabajo a Málaga y, con 18 años, a Madrid. A partir de ahí, a lo que ahora en España en pleno siglo XXI supondría cumplir la mayoría de edad, Domènec inició su carrera profesional como administrador de utensilios de la costa de Granada y, poco a poco, fue logrando ascensos hasta recalar en Vera (Almería) tres años después.
Pasó buena parte de su vida en Vera, donde residió 15 años y conoció a la mujer con la que tendría cuatro hijos. Vera también le abrió las puertas del mundo musulmán ya que tenía una importante relación comercial con Marruecos. Autodidacta y una persona muy ilustrada, con mucho gusto por la lectura, en 1799 (con 32 años), se trasladó a Madrid para ejercer de bibliotecario, aunque su objetivo no era otro que acercarse al poder y buscar ayudas para poder realizar un viaje al norte de África.
Billete que consiguió en 1801 tras presentarle el proyecto a Manuel Godoy, hombre fuerte del régimen (figura que equivaldría a presidente del Gobierno, actualmente), y al Rey Carlos IV. Ya en 1803, empezó la aventura: según recoge la obra “Historia Mundial de Cataluña” (Edicions 62), se marchó a Marruecos hasta 1805, donde se hizo pasar por descendiente de Mahoma y adoptó el nombre de Alí Bei-el-Abbasí (seguro que los barceloneses les sonara porque tiene una calle bajo el nombre de Alí Bei) y una fisonomía adaptada al mundo árabe (hombre corpulento, con barba y turbante).
Pero el viaje a La Meca no comenzaría hasta el 13 de octubre de 1805. Salió desde la ciudad portuaria localizada en el noroeste de Marruecos y, en su trayecto, pasó por Trípoli, Alexandria o El Cairo, desde donde dejó constancia de observaciones astrológicas y meteorológicas o anotaciones sobre las pirámides y el Sinaí. El 13 de enero de 1807 llegó a Arabia y el 22 y 23 de enero, puso pie en La Meca: era el primer europeo que la visitaba.
Tras el paso por La Meca, donde dejó pruebas documentales que dieran autenticidad a su viaje, se trasladó a otros puntos de la zona, como Palestina. Regresó a España a través de Constantinopla y Viena y desembarcó en nuestro país en 1808, en plena incursión napoleónica. Se puso a disposición de José Bonaparte y asumió diferentes cargos en la administración.
Sin embargo, lejos de quedar saciado con su primer viaje a La Meca, intentó un segundo, aunque falleció en Damasco. Según el historiador Antoni Moliner, se puede considerar a Domènec como un pionero del colonialismo europeo en el Magreb y el Próximo Oriente.