Turismo
El impresionante pueblo museo con vestigios romanos y celtibéricos en un entorno mágico
Cercano a la frontera con Portugal, se ubica en el Parque Natural de Arribes del Duero
El amplio abanico de pueblos existentes en la geografía española no deja de sorprender. Todos tienen su propio encanto y sus cosillas. Muchos de ellos sobreviven al embate del tiempo y al mal de estos últimos 50 años como es la despoblación. Viajamos hasta la provincia de Zamora, concretamente cerca de la frontera con Portugal. Allí se encuentra un pequeño pueblo, desconocido para muchos, de apenas un centenar de habitantes, pero que es un auténtico museo al aire libre por los vestigios históricos que atesora.
Se trata de Villardiegua de la Ribera, un pueblo encaramado sobre los arribes. Pero un breve paseo por sus calles nos hace retroceder a cientos de años atrás donde sus primeros pobladores dejaron allí sus huellas. Monumentos históricos, rocas que esconden secretos, vestigios prerromanos y romanos, altares de civilizaciones, cabezas de verracos, y todo ello con la tradicional arquitectura de los pueblos zamoranos.
Uno de sus mayores tesoros lo encontramos junto con la iglesia parroquial, donde se halla el Toro Prerromano. Se atribuye la obra a más o menos a la II Edad de Hierro. Una pieza tallada en piedra y que representa uno de los ídolos que los pueblos prerromanos de la Península Ibérica tenían y al que pedían protección.
Muy cercano se halla la Peña Redonda o el Castro de San Mamed, donde un gran bolo de granito, donde se asentó más de 2.000 años antes una tribu celta, que después acogería al pueblo romano. A su vera aparecen los restos de una ermita, levantada más o menos en el Medievo, y donde distintos estudios sitúan un santuario donde se realizaban rituales y sacrificios. Y allí, nos topamos con unas vistas impresionantes del río Duero en su discurrir hasta tierras portuguesas.
En algunas de las rocas de la zona se descubren grabados que muestran el antiguo culto prerromano a la serpiente, y por los alrededores se han ido encontrando restos prerromanos y romanos como trozos de cerámica, urnas, piedras molineras o distintas monedas.
Ya, en la misma localidad, la arquitectura popular donde destacan sus casas de labradores. Resulta interesante el pequeño barrio conocido como Las Quintanas, donde destaca su templo parroquial levantado en los siglos XVII-XVIII con su airosa espadaña.
Y uno no puede dejar de admirar el parque natural de Las Arribes, un espectacular espacio natural, con una rica y extraordinaria biodiversidad, donde especies en peligros de extinción conviven con las razas autóctonas que hoy todavía pastan por la zona. Y ya que estamos por aquí, dos recomendaciones. Pasar a Portugal, a Miranda do Douro, con notables monumentos y comercio de productos y una gastronomías sin parangón, con el bacalao como protagonista, y en el lado español, Fermoselle, con sus centenarias bodegas y productos únicos y artesanos, para los más golosos, como los periquillos.
Un lugar a descubrir y que merece la pena visitar y disfrutar.