Patrimonio
La imponente "Catedral" rupestre que asombra al mundo desde un pequeño pueblo palentino
El hombre ha usado este tipo de arquitectura religiosa desde la prehistoria como refugio o vivienda para pasar el frío invierno o protegerse del calor y de los enemigos
Castilla y León cuenta con un amplio y variado patrimonio religioso disperso a lo largo de su vasto territorio, sobre todo en el medio rural, donde abundan las iglesias, ermitas y pequeños templos que son importantes para los vecinos de cada pueblo.
Pero también hay otro tipo de patrimonio religioso, menos conocido quizás, pero que tiene algo que le hace único: que está excavado directamente de una roca.
Nos estamos refiriendo a las iglesias rupestres, un tipo de edificaciones que el hombre ha utilizado desde la prehistoria como refugio o vivienda para pasar el frío invierno además de protegerse del calor y de los enemigos.
Una construcción que con el paso de los siglos llegó a convertirse también en santuario para enterrar a los muertos, lo que ha quedado de manifiesto en los grabados rupestres que hay en paredes y techos de estas cuevas religiosas, que también se han usado como eremitorios, que son las ermitas cuidadas por un ermitaño o varios, que se dedicaban solamente a rezar y que subsistían gracias a la generosidad de los fieles o de los frutos de la zona para alimentarse.
El origen de las iglesias o eremitorios rupestres en España data de los primeros siglos del cristianismo y Castilla y León puede presumir de contar con ciudades rupestres históricas en lugares como Tiermes, en la provincia de Soria; Cuevas de Provanco, en Segovia; el Cerrato palentino; los Montes Torozos de Valladolid; o en Castrojériz y Toro, en Burgos y Zamora.
En España hay también otros lugares con ejemplos de arquitectura rupestre como Guadix y Baza, en Granada; Paterna o Burjasol, en el levante español; Segóbriga y Contrebia-Leukade, en Cuenca y La Rioja, respectivamente, que son ejemplos de este tipo de arquitectura rupestre.
Pero las iglesias rupestres más importantes se localizan en un entorno geográfico más bien próximo y que va desde Cantabria hasta la parte noroeste de Burgos y la parte nororiental de la provincia de Palencia, dentro de los municipios de Aguilar de Campoó y Cervera de Pisuerga.
En la región cántabra destacan las iglesias rupestres de San Cipriano de Cadalso; de Santa Eulalia de Campo de Ebro ; y de Santa María de Valverde, pero en estas líneas de LA RAZÓN queremos poner tres ejemplos de estas construcciones religiosas en Burgos y Palencia.
San Miguel en Presillas de Bricia (Burgos)
Situada junto al municipio de Presillas y en un paraje espectacular, este eremitorio impresiona por las grandes proporciones de la enorme mole rocosa coronada por dos torreones en cuyo interior se encierra la iglesia rupestre. Se localiza a una altura de 800 metros en la falda de un farallón rocoso que alcanza cien metros más y que comunica con La Lora, meseta kárstica inhóspita. Ha sufrido más que ninguna otra los efectos de la erosión y por ello la iglesia está normalmente cerrada aunque se puede ver perfectamente desde el exterior tanto en el piso inferior como en el superior.
En los alrededores se han encontrado celdas artificiales y un baptisterio rupestre llamado Cueva Vieja, compartimento rectangular cubierto por bóveda de cañón y también excavado en la roca en el que existente dos pilas bautismales.
Iglesia rupestre de San Tirso y San Bernabé (Burgos)
Esta iglesia rupestre se encuentra dentro del Monumento Natural de Ojo de Guareña, en Merindad de Sotoscueva, dentro de una de las 18 cuevas del complejo kárstico más grande de España.
Su origen se estima entre los siglos VIII y IX y todas estas cuevas adyacentes han sido habitadas desde tiempos inmemoriales.
Iglesia de los Santos Justo y Pastor (Palencia)
Pero dentro de todos estos ejemplos de arquitectura rupestre religiosa, la que es considerada como la Catedral se encuentra en la localidad palentina de Olleros de Pisuerga.
Se trata de la iglesia de los Santos Justo y Pastor que se ubica a escasos siete kilómetros de Aguilar de Campoó.
Está considerada como la joya del eremitismo rupestre de la Península Ibérica y al que hay que añadir algunas tumbas y habitáculos excavados a su alrededor que forman un espectacular conjunto eremítico. Es de tal dimensión que se le ha denominado como la Catedral de la arquitectura rupestre española.
Su belleza reside en su sencillez, con una decoración más bien escasa. Este templo sigue estando abierto al culto, por lo que en uno de los altares de las naves se encuentra un retablo plateresco del siglo XVI con las imágenes de los dos santos niños Justo y Pastor, titulares de la iglesia y patronos del pueblo.
Y junto a esta iglesia rupestre se encuentran unas ruinas del que fuera antiguo poblado cántabro de Monte Cildá, posterior ciudad romanizada, que además es un espectacular mirador hacia el Cañón de la Horadada.
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