Estos son los cinco mejores pueblos y lugares de cuento para disfrutar de un otoño único en España

Con la llegada del otoño, los paisajes naturales se transforman en un espectáculo de colores cálido y no hay mejor manera de disfrutar de esta estación que visitando algunos de los pueblos más encantadores de España. A tan solo dos horas de Madrid, estos pueblos no solo ofrecen una experiencia única en contacto con la naturaleza, sino que también destacan por su valioso patrimonio arquitectónico y su excelente conservación y urbanismo, lo que les ha valido la certificación oficial como "Pueblos Más Bonitos de España".

Estos son los cinco pueblos ideales para disfrutar de una jornada en familia en esta época del año, que se deja atrás el calor y que se apuesta por el turismo de cultura y naturaleza.

Vinuesa y la Laguna Negra (Soria)

Vinuesa es un pintoresco pueblo soriano ubicado a poco más de dos horas de Madrid, famoso por su cercanía a la majestuosa Laguna Negra, uno de los parajes naturales más impresionantes de la Península Ibérica. En otoño, los bosques que rodean la laguna, formados por hayas, robles y pinos, se visten de tonos ocres, rojos y dorados, creando un paisaje que parece sacado de un cuento. Los senderos que rodean la laguna permiten disfrutar de paseos tranquilos y contemplar la magia de este enclave, según informa la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España.

Vinuesa destaca también por su arquitectura tradicional, con casas de piedra perfectamente conservadas y un casco antiguo que invita a recorrer sus calles y plazas, con la Iglesia de Nuestra Señora del Pino como principal monumento.

Yanguas (Soria)

Situado en el norte de Soria, Yanguas es un destino perfecto para los amantes del paisaje otoñal. Rodeado de montañas y ríos, el entorno natural de Yanguas se llena de colores vibrantes en esta época del año. El Valle del Cidacos ofrece vistas espectaculares y es un lugar ideal para hacer senderismo y disfrutar del aire fresco.

Yanguas es una joya medieval con su castillo, que domina el horizonte, y su casco histórico declarado Bien de Interés Cultural. Además, su iglesia románica de San Lorenzo y sus murallas nos recuerdan la importancia histórica de este pueblo soriano.

Sepúlveda (Segovia)

A tan solo dos horas de Madrid, la localidad segoviana de Sepúlveda es el portal de entrada al Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, donde los imponentes cañones formados por el río ofrecen una de las vistas más espectaculares de Castilla y León. En otoño, los tonos rojizos y dorados tiñen los escarpados acantilados y los bosques que rodean el río, creando una atmósfera mágica.

Sepúlveda cuenta con un impresionante legado medieval. Su casco antiguo está declarado Conjunto Histórico-Artístico, y destacan monumentos como la Iglesia del Salvador, una de las primeras iglesias románicas de la provincia, y la Plaza Mayor, donde se celebran eventos tradicionales.

Valverde de los Arroyos (Guadalajara)

Este encantador pueblo se encuentra enclavado en la Sierra de Ayllón, rodeado de frondosos bosques y cascadas, como la famosa Chorrera de Despeñalagua, que en otoño despliega toda su belleza. El entorno natural de Valverde de los Arroyos es ideal para realizar rutas de senderismo, en las que se puede disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor, con el telón de fondo de montañas cubiertas de colores otoñales.

Las casas de arquitectura negra, típicas de la zona, hechas de pizarra, le dan un carácter único a Valverde de los Arroyos, conservando su esencia rural y tradicional. La Iglesia de San Ildefonso y sus callejuelas empedradas son paradas obligatorias.

Viniegra de Arriba (La Rioja)

Ubicada en la comarca de las Siete Villas, Viniegra de Arriba es un refugio de paz en pleno corazón de la Sierra de la Demanda. En otoño, los frondosos bosques de robles y hayas que rodean el pueblo se transforman en un mar de colores cálidos. Las rutas que rodean el pueblo permiten disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor, siendo el río Urbión uno de los lugares más fotogénicos de la zona.

Viniegra de Arriba conserva su arquitectura tradicional riojana, con casas de piedra y tejados a dos aguas que forman un pintoresco paisaje rural. La Ermita de San Millán y la Iglesia Parroquial de la Asunción son dos de los monumentos más emblemáticos de la localidad.