Historias humanas
De Burgos a Camerún: el viaje africano de un remoto hospital de sanitarios y bomberos
La exposición ‘Viaje al centro de África’, compuesta por fotografías, un documental y objetos de uso cotidiano, hacen un recorrido por la historia del Hospital Mayo Rey creado en 2010
En Rey Bouba, una pequeña población de Camerún, un niño que se rompe una pierna tiene muchas posibilidades de perderla ante las precarias condiciones sanitarias en las que vive la población, y que el Hospital Mayo Rey intenta paliar gracias a sus once profesionales y a las campañas de sanitarios españoles que, tres o cuatro veces al año, se desplazan a la zona para atender casos de traumatología, cirugía, ginecología, pediatría u oftalmología.
El Hospital Mayo Rey, impulsado por el pediatra burgalés Emilio Saste y un grupo de sanitarios de Burgos, en colaboración con bomberos de la capital, es el hilo conductor de la exposición ‘Viaje al centro de África’, compuesta por fotografías, un documental y objetos de uso cotidiano que hacen un recorrido por la historia del centro sanitario, creado en 2010.
La exposición, que se puede ver hasta el 5 de enero en la Biblioteca Pública de Burgos, quiere “mostrar la cara amable” de la población, que vive con carencias “brutales” en alimentación y sanidad, pero que agradece la atención que presta el hospital, que actúa como un centro de salud “muy bien equipado” y atendido por enfermeras con capacidades médicas.
Es también la historia del hospital, señala Juan Carlos García Moreno, bombero del parque de Burgos y autor de las fotografías y el vídeo, que realizó cuando participó en 2018 en una de las campañas sanitarias, en las que han colaborado una decena de bomberos, todos ellos siguiendo el ejemplo de su compañero José María García Peraita.
‘Chema’ llegó a Rey Bouba en 2011 para instalar el generador que garantiza, junto con varias placas solares, la autonomía energética del complejo sanitario, igual que un pozo cubre sus necesidades de suministro de agua.
García Moreno ha explicado que Chema, que suele hacer dos veces al año el viaje hasta Camerún (seis días entre ida y vuelta), se encarga del mantenimiento de las instalaciones, mientras que los bomberos que se han sumado al proyecto han trabajado en su mejora y ampliación, la más reciente un alojamiento para familiares de enfermos.
El propio Juan Carlos García Moreno ha trabajado en las instalaciones, si bien su labor en Camerún se centró en documentar visualmente el trabajo que se realiza en el hospital, las campañas de sanitarios y la relación con la población, que se visibiliza con esta nueva exposición, dedicada en especial al trabajo de los bomberos, menos conocido.
“La mayoría de las fotografías están hechas en el hospital y el mercado”, ha indicado, cuando sus protagonistas ya cogieron confianza, pues los habitantes de Rey Bouba “no son muy amigos de la imagen”; saben perfectamente qué es una cámara, muchos tienen un móvil y se hacen selfies, pero las mujeres son reacias a que les tomen una fotografía.
La exposición la componen una veintena de imágenes, casi todas retratos, acompañados de fotografías de las salas del hospital o los equipos sanitarios y una explicación sobre el proyecto, además de un vídeo documental de treinta y cinco minutos.
Se completa con una maqueta del hospital, realizada por el bombero Víctor Calvo, y cuatro vitrinas con objetos de uso cotidiano, que podrían parecer muestras de artesanía pero no lo son, apunta Emilio Sastre, quien ha traído esos objetos “peculiares” de sus diferentes viajes a África.
Un proyecto que funciona
Juan Carlos García Moreno ha defendido que el hospital “funciona y cumple una labor importante en la zona norte de Camerún”; la Fundación Hospital Mayo Rey es transparente y todo el dinero recaudado se destina a mejoras, equipos, suministros y sueldos de los once trabajadores del centro.
Son ellos los que atienden a unos 5.000 pacientes al año, ha indicado Sastre, quien en 1998 comenzó a acudir a Rey Bouba como médico voluntario y ahora son médicos y enfermeros de toda España los que nutren sobradamente las entre tres y cuatro campañas anuales.
Se hace una de traumatología y otras tres con especialistas en cirugía general, medicina general, ginecología, pediatría y anestesistas, a las que se suele sumar una de oftalmología; “es un trabajo muy duro”, pues atienden a unos 600 pacientes durante las tres semanas que dura la estancia.
“Estamos muy contentos”, ha asegurado Sastre, quien destaca que los sanitarios españoles, principalmente mujeres, van “con muchas ganas y son muy buenas profesionales”, y la población las recibe con agradecimiento, pues van “a dar”, a ayudar, sin pedir nada a cambio
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