Alumnos
Este estudio defiende la siesta en el colegio... hasta los 12 años
Los niños que “echan una cabezada” en la escuela son más felices, se portan mejor y sacan mejores notas
Los niños que “echan una cabezada” en la escuela son más felices, se portan mejor y sacan mejores notas
¿Hasta qué edad deben echarse la siesta los niños? ¿5 años? ¿7 años? ¿Más? Resulta complicado imaginar a un grupo de alumnos de 12 años dando una cabezada a la hora del recreo, pero eso es precisamente lo que recomienda un artículo científico recién publicado, que asegura que este hábito mejora el estado de ánimo del escolar, dispara sus niveles de energía y potencia el rendimiento escolar.
Nada, por otra parte, que la mayoría de sus padres no haya experimentado en carne propia.
La investigación, realizada por científicos de la Universidad de Pennsilvania y la Universidad de California y publicada en la revista SLEEP, ha utilizado una muestra de casi 3.000 estudiantes de cuarto, quinto y sexto grado, de 10 a 12 años de edad. En ella se ha puesto de manifiesto la existencia de una conexión entre la siesta del mediodía y una mayor felicidad, autocontrol e incluso “valentía” de los escolares.
Además, los menores que cumplieron con este hábito durante al menos tres de los cinco días mostraron con el tiempo menos problemas de comportamiento y un coeficiente intelectual más alto, especialmente entre los estudiantes de sexto grado.
Los hallazgos más sólidos se asociaron con el rendimiento académico, según explica el neurocriminólogo Adrian Raine, coautor del artículo, en un comunicado de la Universidad de Pennsilvania.
"Los niños que toman una siesta tres o más veces por semana se benefician de un aumento del 7.6% en el rendimiento académico en el Grado 6 -explica-. ¿Cuántos niños en la escuela no querrían que sus puntajes aumentaran en 7.6 puntos de cada 100?".
Esta “cabezadita” a mitad del horario escolar ayudaría a reparar dos problemas muy generalizados a nivel global entre los escolares como son la deficiencia de sueño y la somnolencia diurna, que están “sorprendentemente generalizadas, ya que la somnolencia afecta hasta al 20% de todos los niños”, dice el autor principal del estudio Jianghong Liu, profesor asociado de enfermería y salud pública de la citada universidad.
La principal novedad de este estudio radica en que extiende la edad de investigación a los 12 años, frente a la mayoría de trabajos de este tipo, que la reducen a la edad preescolar o del tramo de educación infantil.
Para el presente estudio, se empezaron a recabar datos en 2004. Se midió la frecuencia y la duración de las siestas de los niños incluso una vez que alcanzaron los Grados 4 a 6, así como datos sobre los resultados cuando alcanzaron el Grado 6, incluidas medidas psicológicas como la felicidad y medidas físicas como el índice de masa corporal o los niveles de glucosa. También pidieron a los maestros que proporcionaran información sobre el comportamiento y las notas de cada estudiante. Luego analizaron las asociaciones entre cada resultado y la siesta, ajustando el sexo, el grado, la ubicación escolar, la educación de los padres y el horario nocturno en la cama.
Fue el primer estudio exhaustivo de este tipo, dice Mednick. “Muchos estudios de laboratorio en todas las edades han demostrado que las siestas pueden mostrar la misma magnitud de mejoría que una noche completa de sueño en tareas cognitivas discretas. Aquí, tuvimos la oportunidad de hacerles preguntas al mundo real a adolescentes de una amplia gama de medidas conductuales, académicas, sociales y fisiológicas”, destaca.
Como era de esperar, agrega, "mientras más duermen los estudiantes durante el día, mayor será el beneficio de las siestas en muchas de estas medidas".
Si bien los hallazgos son correlacionales, los investigadores dicen que pueden ofrecer una alternativa a la protesta de los pediatras y los funcionarios de salud pública para los horarios de inicio de clases posteriores. "La siesta del mediodía se implementa fácilmente, y no cuesta nada", dice Liu, especialmente si se acompaña de un final del día un poco más tarde, para evitar la reducción del tiempo educativo. "Esto no solo ayudará a los niños, sino que también le quita tiempo al uso de la pantalla, que está relacionado con muchos resultados mixtos", agrega.
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