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"El bloc"

Uno que sabe latín

"Antonio Maíllo tendrá que negociar con Yolanda Díaz su cuota de protagonismo en Sumar, ahora que a la plataforma de la vicepresidenta le entra agua por varias vías"

Antonio Maillo EFE/ Raúl Caro

El regreso de Antonio Maíllo, al cabo de una importante peripecia sanitaria, a la primera línea de la política como coordinador general de Izquierda Unida, cargo en el que ayer lo ratificó la Asamblea Federal, no sólo coloca a un andaluz en el liderazgo de una formación nacional, cuestión nada baladí en estos tiempos de disgregación localista –política de campanario, «di campanile», dicen en Italia–, sino que devuelve al PCE el prestigio intelectual de antaño, perdido desde los tiempos de Julio Anguita en una ciénaga de activismo de escaso desodorante y sintaxis pancartera.

El nuevo baranda comunista es, perdón por la impertinencia, licenciado en Filología Clásica y ha ejercido durante muchos cursos de profesor de latín y griego. Me sabrá perdonar el batallón de asesores la boutade si les deslizo que nadie en el gobierno regional, subidos unos encima de otros y encaramados todos a su mayoría parlamentaria al completo, se asoma a semejante altura académica. Tendrán otras virtudes, no digo que no, como alguna cualidad adornará a la candidata derrotada, esa Sira Rego ministra (ignota) del Gobierno de España y portavoz oficiosa de Hamas en el Occidente europeo: no consta una hora suya cotizada a la Seguridad Social fuera del ámbito de la política. Ídem para Yolanda Díaz, con quien tendrá que negociar su cuota de protagonismo en Sumar, ahora que a la plataforma de la vicepresidenta le entra agua por varias vías.

En el ámbito autonómico, deberá reconstruir puentes con la facción anticapitalista gaditana para erigirse en una oposición digna de tal nombre. Juanma Moreno reina demasiado cómodo en su trono de San Telmo y eso nunca es bueno. Con Maíllo y su ética calvinista enfrente, menguarán las tentaciones imperiales. Que le explique qué significa «memento mori».