Exposición
El Bellas Artes de Sevilla muestra el esplendor del arte renacentista
Refleja el auge artístico que vivió la ciudad en el siglo XVI gracias al comercio con América
La exposición “Arte del Renacimiento en Sevilla”, que podrá verse en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, hasta el 12 de marzo, muestra a través de 34 obras maestras de la pintura, la escultura y la orfebrería cómo se reflejó en las artes que la capital andaluza fuera también capital comercial del mundo por su conexión con América. La muestra refleja igualmente las influencias del renacimiento italiano y de los maestros del centro de Europa entre los artistas de la ciudad y el permanente intercambio de artistas y obras de arte que la capital andaluza mantuvo con otros centros artísticos, hasta el punto de que muchos de los artistas que se asentaron en Sevilla españolizaron los apellidos con que firmaban sus obras.
El momento de auge económico y social que vivió Sevilla en el siglo XVI, con un crecimiento de la ciudad en habitantes y en riqueza explica, según los organizadores de “Arte del Renacimiento en Sevilla”, el esplendor artístico que llenó de obras maestras la ciudad y buena parte de los conventos e iglesias de su provincia. El Museo del Prado ha prestado para la exposición el cuadro “La flagelación”, datado entre 1515 y 1520 y obra de Alejo Fernández, artista procedente del norte de Europa que españolizó su nombre al establecerse en Sevilla y cuya obra refleja “un regusto de pintura flamenca”, según ha explicado Ignacio Cano, uno de los comisarios de la exposición.
La directora del Bellas Artes, Valme Muñoz, ha asegurado que el crisol de estilos que suponen estas obras hizo posible la posterior eclosión de la denominada Escuela Sevillana, como también demuestra la pintura “Pentecostés”, cedida por la Catedral de Burgos, y obras de Pedro de Campaña, otro de los artistas que, procedente de Bruselas, españolizó su apellido por su trabajo en Sevilla. Tanto Muñoz como Cano han insistido en que los artistas que trabajaron en Sevilla asumieron las tendencias del renacimiento italiano de “manera personal” de tal modo que el renacimiento sevillano tuvo sus características particulares, de ahí que las piezas seleccionadas lo hayan sido tanto por su calidad artística como por la representatividad de esos rasgos.
Como muestra de las obras que directamente se encargaban fuera de Sevilla -en este caso fue traída desde Amberes- está un políptico integrado por un total de ocho pinturas, debido al pintor Jan Sanders van Hamessen y conservado en la Parroquia de San Vicente de Sevilla, que ahora se muestra junto a una pintura de Lucas Cranach y una escultura de Torrigiano, entre otras de los propios fondos del Bellas Artes. La exposición reúne también algunos de los azulejos más valiosos de la época, un plato de loza dorada y piezas de orfebrería únicas, como un atril de plata cincelada de la Catedral de Sevilla, la custodia de la Parroquia de San Juan Bautista de la localidad sevillana de Marchena y la denominada Custodia de Lora que refleja claramente la confluencia de estilos del renacimiento sevillano, ya que tiene una base netamente gótica y el resto de sus formas son renacentistas.
El consejero andaluz de Turismo Cultura y Deporte, Arturo Bernal, ha destacado en la presentación de la muestra que no sólo se trata de 34 obras maestras sino también de creaciones que explican “el cruce de caminos entre el pasado, el presente y el futuro que supuso el Renacimiento, que también tuvo su reflejo en el arte con una amalgama de influencias que terminó por dar personalidad a la propia etapa”. La pieza más curiosa de la exposición, que se muestra en una sala aparte del Bellas Artes suspendida del techo, es el propio techo, de nueve por cinco metros, de una de las estancias del palacio del poeta Juan de Arguijo, con sus pinturas originales en tela, recién restauradas, atribuidas a Alonso Vázquez, hombre de formación humanística que se inspiró en la pintura italiana y para esta ocasión eligió escenas mitológicas.
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