Narcotráfico
«En el Campo de Gibraltar vivimos una calma tensa»
Paco Mena, incansable luchador contra el narcotráfico, exige oportunidades para los jóvenes de la zona
El inicio del juicio del clan de «Los Castaña», que está previsto que se prolongue hasta el próximo mes de junio, es mucho más que eso. Así, al menos, lo entienden los colectivos sociales que desde hace décadas vienen realizando una encomiable y arriesgada labor en contra del tráfico de drogas en uno de los puntos más «calientes» y castigados por esta lacra en España y Europa: el Campo de Gibraltar. «Con ser muy importante este juicio, con peticiones de penas nunca vistas hasta ahora por tráfico de hachís, lo verdaderamente destacable es que a lo largo de, prácticamente, todo el año, en la Audiencia Provincial de Cádiz, en Algeciras, se va a desarrollar un gran número de vistas que reflejan la importante labor que se viene realizando a nivel policial y desde la propia Fiscalía en contra de estas bandas organizadas».
«Por lo tanto, nosotros, que en su día nos quejábamos con razón de que en el Campo de Gibraltar existía impunidad y que, lógicamente, la gente del narcotráfico hacia lo que quería, cuando quería y como quería, vemos y reconocemos que a partir de la puesta en funcionamiento del Plan de Seguridad del ministro Marlasca son miles los detenidos relacionados con el narcotráfico. Operaciones de detención que, aunque unas más importantes que otras por el volumen de negocio, son importantes en su conjunto», señala quien desde hace décadas es la imagen y la voz más sobresaliente de esta preocupación y lucha social, Paco Mena, presidente de la Coordinadora Alternativa (colectivo que agrupa a las asociaciones antidroga del Estrecho) y portavoz de la plataforma «Por tu seguridad» del Campo de Gibraltar.
«Lo verdaderamente preocupante –asegura– era que aquí, en nuestra zona, se había perdido algo tan importante como el principio de autoridad; lo que nos llevó a presenciar desembarcos de droga a plena luz del día en playas llenas de gente. Eso, afortunadamente, ha cambiado y era lo que nosotros demandábamos, restablecer la autoridad y acabar con la impunidad». Con más de treinta años de lucha contra la droga a su espalda, «aún recuerdo cuando nos personamos como acusación en el juicio contra Antón –años 90, Barbate»–.
Mena define la situación en el Campo de Gibraltar de «calma tensa» porque «hay un operativo policial muy importante que está haciendo que los actores del narcotráfico no se sientan cómodos y que, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, estén alijando por Huelva, Almería e incluso Tarragona, abandonado su zona de confort». «Pero –añade– habrá que ver qué ocurre cuando baje la presión de este operativo policial, porque, desgraciadamente, esta comarca y esta provincia están donde están, a tiro de piedra de Marruecos. Es una situación muy valorada por el narcotráfico que, unida a la demanda de hachís que existe desde Europa y circunstancias como la connivencia de parte de la población de localidades que todos sabemos, puede hacer que volvamos al anterior escenario».
«No hablamos de nada nuevo, algo muy similar ocurrió en los 90. En aquella ocasión también hubo una presión policial bestial que desvió el narcotráfico a Barbate y, de ahí, a Sanlúcar de Barrameda, pero cuando esa presión se aflojó volvió a su zona de confort, en la que se maneja a las mil maravillas y tiene toda su logística».
Con todo ello, Paco Mena defiende que «o aquí se hace algo más o mucho me temo que volveremos a revivir lo de los 90». Algo más que tiene nombre y apellidos, «Plan Integral del Campo de Gibraltar», que «se tiene que traducir en una serie de inversiones en ciertos barrios donde el narcotráfico campa a sus anchas y en los que recluta a la gente».
«La gente debe tener la oportunidad de elegir entre una vida honrada, ganando 1.200 euros al mes, o una vida delictiva, ganando 4.000. Lo que no podemos es no dar opciones o, dicho de otra manera, dejar que los jóvenes vean en la droga la única posibilidad de salir adelante». «El problema ahora –subraya– es ese, que las personas no tienen para elegir y, desgraciadamente, les marca más el código postal del lugar en el que nacen que su propio código genético».
Y es que para el presidente de la Coordinadora Alternativa, «cuando un joven nace en una barriada humilde como Atunara, Junquillo, Saladillo o Piñeras tiene muy poca oportunidades de salir de ese mundo. Por lo tanto, o se hace una importante inversión en materia educativa o de infraestructuras o no solucionaremos nada». «Dejo un solo dato –concluye, el Campo de Gibraltar tiene siete veces más niños absentistas que la media de la provincia de Cádiz».
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