Informe
El tsunami social de la covid: la exclusión aumenta un 36 por ciento en Andalucía
Casi 2,2 millones de andaluces estaban en situación de vulnerabilidad en 2021, el 26% de la población
«El tsunami que ha supuesto esta crisis se ha llevado por delante a un buen número de hogares que disfrutaban de una posición privilegiada de integración plena». Así se expresa Thomas Ubrich, miembro del comité técnico de la Fundación Foessa, cuyo informe social se presentó de la mano de Cáritas Regional de Andalucía, arrojando un dato que invita a la reflexión: la pandemia ha disparado la exclusión un 36% en la comunidad autónoma.
El año pasado 2,2 millones de andaluces se encontraban en situación de vulnerabilidad, el 26,3% de la población total. La mitad estaba en situación de exclusión severa y casi 475.000 personas atravesaban un momento «todavía más crítico».
Ante este escenario, el presidente de Cáritas Regional de Andalucía, Mariano Pérez de Ayala, subrayó la «urgente necesidad» de poner en marcha políticas que «permitan recuperar los derechos perdidos de miles de andaluces, sobre todo de aquellos que más sufren las consecuencias de la crisis». Muchas de estas personas que caen en la exclusión, a su juicio, «desgraciadamente no se recuperarán jamás, pues los periodos de bonanza no consiguen recuperar a una parte de los que caen en esta situación cuando la economía se contrae».
En este sentido, Pérez de Ayala exigió a las administraciones una «mayor cobertura» de los servicios sociales y su adaptación al siglo XXI. Y como muestra un botón: «En una ciudad como Sevilla hay zonas donde se atiende a las personas hasta con tres meses de espera, los profesionales se encuentran sobrepasados y solo se atienden las necesidades muy básicas y en unas cuantías irrisorias». Por ello, señaló que estas familias «no pueden quedarse solas, no pueden seguir siendo héroes por más tiempo, sino que necesitan de políticas públicas a la altura de los retos que tenemos por delante y de la solidaridad de toda nuestra sociedad».
El informe aborda distintas variables a través de una encuesta realizada a 600 personas. Familias que «nos abrieron sus puertas y nos confiaron información valiosa para la investigación e incluso compartieron sus sensaciones y emociones en momentos difíciles, señaló Francisco José Sánchez, director de Cáritas Diocesana de Málaga. La pandemia ha ahondado en la brecha digital, que afecta a tres de cada diez hogares andaluces y a casi la mitad de las familias en exclusión, según el documento. «El apagón digital conlleva pérdida de oportunidades laborales, formativas, de relaciones o de acceso a derechos como ayudas y prestaciones sociales y que nuevamente afecta a quien más necesita de esas oportunidades», aseguró Ubrich.
También el género, la nacionalidad extranjera y la edad han provocado más desigualdades desde el inicio de la pandemia. «El 72% de los hogares encabezados por una persona de origen extranjero se encuentran en situación de exclusión, lo que supone un porcentaje tres veces mayor que entre los hogares encabezados por alguien de nacionalidad española. Ello dibuja una nueva grieta en una sociedad fracturada», denunció.
Junto a ello, «uno de cada cuatro jóvenes menores de 30 años está afectado por procesos de exclusión social que les impide dibujar proyectos de vida para transicionar a la vida adulta. Tenemos una juventud sin empleo o en empleos temporales y precarios y, por tanto, sin posibilidades de emancipación ni de sustentar una vida independiente o a una familia».
El estudio también revela que la consecuencia «más visible» de esta crisis se ha concentrado en la actividad económica y en el empleo, «alcanzando a un mercado de trabajo con importantes tensiones que han derivado en la destrucción de empleo y la paralización de dinámicas laborales».
Se ha producido un empeoramiento de las condiciones de trabajo que genera más trabajadores pobres y menos realizados personal y socialmente. La precariedad ha crecido con fuerza y alcanza a casi 320.000 hogares (9,8%), que dependen económicamente de una persona que sufre inestabilidad laboral grave. El desempleo, por tanto, se cronifica.
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