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Panamá, un destino ideal para los viajeros más exigentes
Este fascinante país ofrece un irresistible mix de lugares emblemáticos y otros menos conocidos como la seductora región de Tierras Altas

Un país pequeño en tamaño, inmenso en sensaciones. Así es Panamá, un destino donde el vibrante estilo de vida urbano de su capital se funde con la serenidad de sus paisajes naturales, la exuberancia de sus playas y la autenticidad de sus localidades. Sin duda, resulta un lugar de acierto seguro para quienes buscan algo más que un viaje.
Como dato importante, cualquier época del año tiene su propio encanto en un país caribeño como este, pero marzo y abril ―meses en los que el clima es favorable tanto en temperatura como en lluvias― son perfectos para descubrir los atractivos que ofrece, por ejemplo, en sus costas, y es que aquí es posible despertarse con un increíble amanecer en el que el sol tiñe de oro las aguas del Caribe y despedir el día con un mágico atardecer sobre el Pacífico.
La Ciudad de Panamá suele ser la puerta de entrada para los viajeros, pero no hay que olvidar que su imponente skyline y su encantador casco antiguo son solo una mínima parte de lo que este interesante país atesora. En el extremo occidental, las Tierras Altas regalan un paisaje propio y único sumado a tentadoras experiencias para quienes desean conocer la Panamá que va más allá de su capital, de su famoso canal y de sus espectaculares playas
Tierras Altas, entre montañas y volcanes
Ubicado en la provincia de Chiriquí, el distrito de Tierras Altas sobrecoge por su belleza natural. Uno de los atractivos más destacados de la región es el Parque Nacional Volcán Barú, cuyo volcán homónimo está reconocido como el pico más alto del país con 3475 metros sobre el nivel del mar. Subir hasta la cima supone todo un desafío, pero la recompensa es inigualable: desde lo más alto se puede disfrutar de una idílica, y casi irreal, puesta de sol sobre las nubes, con vistas tanto al Caribe como al Pacífico. Al caer la noche, acampar bajo las estrellas es tener la certeza de que se va a contemplar una extraordinaria pintura en el cielo de trazos imposibles.
Otro tesoro natural aguarda también en la provincia de Chiriquí, el Parque Internacional La Amistad. Esta vasta reserva, compartida entre Panamá y Costa Rica, es la más grande de toda Centroamérica y se alza como un santuario donde la biodiversidad se despliega en todo su esplendor. Más de 400.000 hectáreas de selvas nubladas y bosque tropical que dan cobijo a maravillosas especies como el quetzal, pumas, jaguares o águilas arpías. Su carácter indómito y su inmensidad hacen que adentrarse en él sea todo un reto, por lo que es necesario contar con un guía local, pero de lo que no hay duda es que la visita a este lugar permite conectar con la naturaleza de una forma pura. Única.

Sumando a sus extraordinarios paisajes
Estas tierras volcánicas no solo conquistan con sus paisajes, también lo hacen con sus sabores y aromas. En los pueblos de la zona, como Boquete, Volcán y Cerro Punta, la gastronomía es un reflejo de su riqueza natural. Aquí, los viajeros pueden deleitarse con las famosas fresas nativas con crema de Boquete, queso de cabra y miel artesanal, entre otros muchos productos locales. Para los más cafeteros, esta zona de Chiriquí se revela como un auténtico placer para los sentidos, y es que en el aire flota aroma a café, mientras que en sus cultivos se descubre el arte y la paciencia que dan vida a uno de los cafés más exquisitos del mundo: el café Geisha.
Las tres localidades combinan encanto, tradición y una vibrante oferta de actividades al aire libre. En Boquete, uno de los pueblos más bonitos de la región, se puede disfrutar de emocionantes descensos por rápidos en seis ríos: Chiriquí Viejo, reconocido como uno de los mejores del continente para hacer rafting; Chiriquí; Majagua; Gariché; Fonseca; y Caldera. Para quienes buscan desafiar la gravedad, el canopy se presenta como una actividad muy top. Las tirolesas atraviesan la selva nublada, ofreciendo grandiosas vistas del bosque desde lo alto.
El pueblo de Volcán, conocido por su arquitectura y clima, que le han valido el apodo de «la pequeña Suiza», dispone, por un lado, del balneario Las Fuentes y las Lagunas de Volcán, donde se puede realizar hiking, acampar o hacer un pícnic. Por otro lado, el santuario de animales rescatados Raquel’s Ark facilita el contacto directo con la fauna de la región, mientras que el museo arqueológico Sitio Barriles permite apreciar los restos de sociedades indígenas pretéritas.
En Cerro Punta, las actividades continúan, entre ellas visitar el centro de Haras Cerro Punta. Aquí, los visitantes pueden contratar paseos a caballo para recorrer los paisajes montañosos. La Finca Drácula, un bellísimo jardín botánico privado, o el Jardín de Colibríes, donde aprender y rodearse de estos lindos pajaritos, completan las mágicas experiencias con las que el distrito de Tierras Altas conquista y enamora a los viajeros.
Sí, Panamá no se reduce a sus playas, su capital o el famoso canal, es mucho más. Existe otra Panamá muy primigenia y sorprendente, ¿está preparado para descubrirla?
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