Viajes
Nueva York: el magnetismo otoñal de la Gran Manzana
Desde los rascacielos que cortan el cielo hasta los barrios con alma bohemia, esta ciudad es un mosaico vivo de culturas
«Con una semana en Nueva York, uno queda al día en cine, teatro, espectáculos, librerías… Puedo pasar días enteros descubriendo cosas». Así hablaba de la Gran Manzana Gabriel García Márquez, y es que esta gran metrópolis tiene mucho que ofrecer al viajero. ¿Quién no ha soñado alguna vez con caminar por sus bulliciosas avenidas, perderse entre sus emblemáticas calles o disfrutar de una obra en Broadway?
Desde los rascacielos que cortan el cielo hasta los barrios con alma bohemia, Nueva York es un mosaico vivo de culturas y experiencias que sorprende con algo nuevo en cada esquina. Y aunque es una ciudad que invita a visitarla durante todo el año, hay algo especial en hacerlo durante esta temporada otoñal.
Octubre y los meses que lo siguen brindan a Nueva York un encanto particular. Las temperaturas son más suaves, dejando atrás el calor veraniego, y lugares tan emblemáticos como el Central Park se visten de tonos dorados y anaranjados, conformando el escenario perfecto para pasear y admirar la particular belleza de esta urbe.
Además, en esta época, Nueva York se llena de eventos culturales, festividades y celebraciones. Una de las citas más destacadas de octubre es el Village Halloween Parade, una colorida procesión de disfraces, músicos, bailarines y artistas que toman las calles de Greenwich Village. Está considerado uno de los desfiles de Halloween más importantes del mundo. También en noviembre, se lleva a cabo el tradicional Desfile de Acción de Gracias de Macy's, un acto que marca el inicio de la temporada navideña y que atrae a miles de visitantes.
Es casi imposible visitar Nueva York, incluso si no es la primera vez, y no pasar por sus atracciones más emblemáticas, comenzando por elEmpire State Building, que ofrece unas maravillosas vistas panorámicas. Al caer la noche, la ciudad se ilumina y al verla desde lo más alto se convierte en una estampa mágica.
Imperdible también es el célebre Central Park, con sus casi 340 hectáreas. Caminar por sus senderos en los días otoñales es una experiencia que permite conectar con la naturaleza. Muy cerca de allí, el Museo Metropolitano de Arte (Met) se alza como uno de los museos más importantes del mundo, con colecciones que abarcan desde arte clásico hasta arte contemporáneo.
Por supuesto, no hay que olvidar la Estatua de la Libertad, a la que se puede llegar en un ferry que cruza las aguas del puerto de Nueva York. Desde la isla, las vistas del skyline de Manhattan son impresionantes. Y si se busca una experiencia cultural, una visita a Broadway es imprescindible.
Más allá de los puntos turísticos típicos, Nueva York tiene joyas menos conocidas que vale la pena descubrir. En el barrio de Harlem, por ejemplo, se encuentra el Apollo Theater, famoso por ser cuna de leyendas musicales como Aretha Franklin y James Brown. Para los apasionados del jazz, el club Smalls en Greenwich Village es un lugar íntimo donde se respira la historia de este género.
En Brooklyn, se encuentra el Brooklyn Flea, un mercado de pulgas que es perfecto si se aman las antigüedades y la moda vintage. Es el lugar ideal para descubrir objetos únicos y recuerdos auténticos de la ciudad.
La experiencia neoyorquina no estaría completa sin un recorrido por sus icónicas tiendas y mercados. Desde las boutiques de lujo de la Quinta Avenida hasta los eclécticos mercadillos de Chelsea, Nueva York es también un paraíso para los amantes de las compras. Y, por supuesto, la oferta gastronómica no decepciona. Los foodies encontrarán una mezcla inigualable de sabores internacionales, con restaurantes que van desde los clásicos de la alta cocina hasta puestos callejeros.
Sleepy Hollow, perfecto para una excursión
Por otro lado, a tan solo una hora en tren desde Manhattan, se encuentra el pintoresco pueblo de Sleepy Hollow, famoso por la leyenda de «El jinete sin cabeza», popularizada por Washington Irving. Este pequeño y tranquilo lugar es el destino perfecto para una excursión de un día, especialmente durante el mes de octubre, cuando celebra su herencia gótica y su atmósfera misteriosa con una variedad de eventos temáticos. Entre ellos destacan los recorridos por el histórico cementerio de la Old Dutch Church, donde supuestamente descansa el jinete sin cabeza, y espectáculos de luces que recrean escenas de la famosa leyenda.
Otro imperdible de Sleepy Hollow es la mansión Philipsburg Manor, una finca colonial del siglo XVIII que cobra vida durante Halloween como una espeluznante mansión encantada, conocida como Horseman’s Hollow. Si bien durante octubre es cuando más se disfruta del ambiente tenebroso de Sleepy Hollow, cualquier momento del año es ideal para conocer la historia de este pueblo único y disfrutar de una dosis de tranquilidad a solo un paso de Nueva York.
Además, Sleepy Hollow no está pensado únicamente para los entusiastas del misterio y del terror. Su entorno natural, con colinas boscosas y serpenteantes arroyos, hace de él un lugar perfecto para aquellos que buscan una escapada tranquila y un contacto cercano con la naturaleza. Durante el otoño, los senderos del cercano Tarrytown Lakes Park o el Old Croton Aqueduct Trail se visten de tonalidades cálidas que invitan a paseos serenos y a disfrutar del aire puro, lejos del bullicio de la gran ciudad.
Con estas propuestas, resulta imposible resistirse a la tentación de visitar Nueva York este otoño, ¿no cree? Lo cierto es que esta ciudad tiene una magia única que invita a soñar y escribir un nuevo y emocionante capítulo en la agenda de cualquier viajero.
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