Alexandra Jiménez
«Hospital Valle Norte»: ¿Qué me pasa doctor?
Medicina y televisión conforman un binomio imperecedero. Eso sí, en los últimos años ninguna ficción nacional ha podido ocupar el vacío en el «prime time» que dejaron series como «Hospital Central» y «Médico de familia», las más recordadas por el público. Algo que La 1 quiere solucionar este año con «Hospital Valle Norte», la nueva serie de la cadena pública que nace con la intención de llenar ese hueco. Este terreno ya fue explorado por otras –son los casos de «El síndrome de Ulises» y «MIR»– con distinta fortuna, ya que no lograron consolidarse en la parrilla.
Fernando López Puig, director de ficción del ente público, aseguró en la presentación de la serie en el Festival MiM Series, que si no se han hecho más en España es porque «después de ''Hospital Central'' pensamos que la fórmula se había agotado». Puede que sí en España, pero productos foráneos como «Anatomía de Grey», «The Knick» y «The Good Doctor» demuestran que la audiencia todavía tiene interés por lo que ocurre dentro de los quirófanos. La coordinadora del Grado de Periodismo en la Universidad Complutense, Graciela Padilla, apunta que su éxito se debe a que la ficción se pone al día de los avances médicos al tiempo que sus responsables tienen en mente las inquietudes de los televidentes. «Los argumentos están inspirados en casos reales. Por ejemplo, ''Nip/Tuck'' fue la primera que trató las operaciones de mujeres asiáticas para modificar sus rasgos, con el fin de que fuesen más occidentales, y ''House'' y ''Nurse Jackie'' mostraron las fatales consecuencias de la dependencia de los calmantes», dice Padilla. Eso no va a ocurrir en «Hospital Valle Norte».
Una propuesta ortodoxa
Como explicó López Puig la propuesta de «Hospital Valle Norte» es más ortodoxa. «Marcamos una pauta diferencial en la vida de los cirujanos. Se van a casa y nos metemos en sus conversaciones familiares, de dormitorio...», asegura. También quiso precisar la voluntad de abordar problemas sanitarios que afectan a la sociedad «con el fin de crear un debate posterior».
La serie está protagonizada por Alexandra Jiménez, que interpreta a una reputada doctora que llega a un prestigioso centro como jefa del departamento de cirugía. Empiezan los problemas cuando no es bien recibida por sus compañeros debido a una serie de decisiones que tomará cuando aterrice en el hospital.
Según apunta el profesor de guión de series en la Universidad de Barcelona, Toni de la Torre, en la introducción de «La medicina en las series de televisión» –recopilación de artículos que coordinó para la Fundación Dr. Antonio Esteve–, el drama médico, junto a las series policíacas y de abogados, es uno de los géneros más comunes de la ficción televisiva, puesto que nació prácticamente con el propio medio. «El oficio ha tenido en la televisión su principal medio de representación, convirtiéndose con su bata blanca en el héroe más identificable y admirado de las ficciones», apunta.
Enfermedades a las que no se ponía nombre
De ignorar una dolencia a ponerla en el primer plano y fomentar entre los espectadores una corriente de apoyo a los que la padecen. Esa ha sido la evolución del género. Así lo explica la profesora Graciela Padilla: «En las ficciones de los años 80 y principios de los 90 a los personajes todavía les costaba pronunciar las palabras cáncer y sida. Eso cambió y, de repente, aparecieron otras que educaban sobre cómo afrontar esas enfermedades». A partir del siglo XXI, los guionistas tomaron más conciencia de la repercusión que tenían estas producciones «y, por ejemplo, fomentaron la donación de órganos, dejaron de estigmatizar a los enfermos mentales y contribuyeron a la visibilización del lupus y de la esclerosis múltiple», afirma.
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