Series
La transición de «Amar es para siempre»
Nueva temporada. La serie diaria de Antena 3 estrena el lunes una nueva etapa con un salto en el tiempo que le lleva a 1977
Lejos de ensimismarse contemplando con arrobo los datos de audiencia –una media de 12,1 de cuota de pantalla y más de 1,3 millones de espectadores en la temporada pasada–, los responsables (Atresmedia en colaboración con Diagonal TV) de «Amar es para siempre» se conjuraron. La consigna era no acomodarse. Dicho y hecho. En su octava temporada, que Antena 3 estrena el lunes, hay un salto temporal de envergadura: los protagonistas viven algunos de los momentos más intensos de la Transición –entre septiembre de 1976 y enero de 1977, cuando sucedió la matanza de Atocha– y se incorporan a la ficción diaria quince personajes, interpretados, entre otros, por Lucía Jiménez («Apaches»), Adrià Collado («Servir y proteger») y David Janer («Águila roja»). «Es un momento muy significativo para entender nuestro presente y desde el punto de vista dramático nos ofrecía muchas posibilidades. Pero tenemos los pies en la tierra: ‘‘Amar es para siempre’’ no es un documental, es una ficción con personajes que viven sus propios conflictos», afirma Diana Rojo, que junto a Borja Glez. Santaolalla, es directora de argumento y coordinadora de guión. Santaolalla insiste en la premisa de su compañera: «En la serie conviven distintos géneros como la comedia de situación, el thriller y el drama emocional y nunca estuvo en nuestra cabeza recrear el asesinato de los abogados de Atocha».
Conflictos familiares
Esta temporada va a gravitar en torno a cuatro ejes: un despacho de letrados, las infidelidades que van a surgir entre varios miembros de la familia Ordóñez, el nacimiento de una emisora de radio –«en esos años todas tenían que conectar con Radio Nacional para ofrecer los boletines informativos, por lo que las noticias estaban sesgadas. De ahí que apareciesen otras cadenas alternativas con equipos más comprometidos socialmente», aclara el director de la ficción Eduardo Casanova–, y los conflictos de Los Asturianos con uno de sus hijos, «que está teniendo una adolescencia muy complicada».
Ausente de la televisión desde hace tres años, David Janer se incorpora a «Amar es para siempre» para meterse en la piel de Guillermo Galán, un abogado laboralista dotado de un humor mordaz, que utiliza como una vacuna ante los vaivenes que ha sufrido en su vida. «Es un personaje bonito, con un punto canalla y juguetón, que me gusta mucho porque en el fondo es como Peter Pan, se niega a crecer y la ironía es su válvula de escape». Janer admite que le daba un poco de miedo formar parte de una serie diaria porque «el ritmo es brutal, rodamos cada día alrededor de 24 secuencias dividas en dos bloques, lo que supone algo menos de dos capítulos. Y el fin de semana seguimos trabajando estudiando los guiones. Por suerte funciona con la precisión del mecanismo de un reloj».
Un regreso con veteranos y noveles
Que los seguidores de «Amar es para siempre» no sufran, ya que se mantienen en la ficción varios de sus personajes más queridos, como Manolita (Itziar Castro), Marcelino (Manuel Baqueiro), Pelayo (José Antonio Sayagués), Justo (Iñaki Miramón) y Benigna, que interpreta Anabel Alonso.
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