Madrid
Ricardo Torres, una honesta vuelta al ruedo
Se lidiaron toros de El Ventorrillo de buena condición pero poco fondo y buena actuación de Pepe Moral en Las Ventas
Se lidiaron toros de El Ventorrillo de buena condición pero poco fondo y buena actuación de Pepe Moral en Las Ventas
- Las Ventas (Madrid). Toros de El Ventorrillo, bien presentados. El 1º, de buena condición; el 2º, noble pero paradote; el 3º, de buena condición aunque se apaga; el 4º, encastado y con buen fondo; el 5º, de buena condición pero a menos; y el 6º, noble y a menos. Un cuarto de entrada.
- Ricardo Torres, de verde manzana y oro, tres pinchazos, estocada delantera, aviso, descabello (silencio); estocada, descabello (vuelta al ruedo).
- David Galán, de blanco y oro, estocada (silencio); y estocada caída (silencio).
- Pepe Moral, de gris plomo y oro, tres pinchazos, metisaca (silencio); y estocada punto contraria, aviso, dos descabellos (silencio).
El brindis de David Galán nos volvió a situar en cuestión de segundos en la dureza de esto. Y acababa de empezar el festejo. Hace mes y medio ya que un toro se cruzó en su camino. Un cruce fatal. O no. ¿Quién sabe? Que le hirió de gravedad en las temidas safena y femoral. Se salvó, aunque luego llegaría la penitencia del tiempo y la crueldad de los dolores. Estaba Manuel Escribano en el tendido. Y a él fue a parar el brindis de Galán en el segundo de la tarde. Fue faena efectista ante un toro noble pero paradote, le costaba mundo y medio repetir. Y ahí no fue, ahí se fue quedando la faena. El quinto acudió al caballo explosivo en dos ocasiones y a la muleta después con buen fondo, pero a decir verdad, le faltó duración al toro. Antes de poder recrearnos de verdad, la faena de David Galán perdió fundamento. Desplegó sus armas de capa Pepe Moral con el tercero a la verónica, despacio y suave, ritmo y compás, y en la media; desdén. Continuó después del primer puyazo, anda con el capote a medio camino entre encajarse o el arrebato, pero entre una cosa y otra, conquista. El toro de El Ventorrillo se desplazó después, movilidad y buena condición, que ya cantó en los pases cambiados por la espalda con los que prologó la faena. Se olía algo bueno, aunque no acabó de llegar después. Correcto con la derecha, y al natural, su fuerte, y el nuestro para verlo, fue entonces cuando el toro bajó revoluciones y enteros la faena. Noble fue sexto, pero con la mancha de la tarde de ir también a menos. La faena de Moral pasó por muchas etapas, de buscarse y acoplarse, y fue cuando el toro iba al paso y sin humillar cuando logró los momentos más templados y de interés.
Lo de Ricardo Torres y el primero, de buena condición, no fue la historia de la rotundidad pero sí hubo momentos de encajarse, de dejar entrever algo distinto, un buen concepto, una buena manera de ser y estar hasta que tomó la espada y las cuentas no le salieron. Fue toro bueno y pagó el peaje el torero de ver poco pitón. A la primera encontró el camino con un cuarto que tenía mucha cara, encastado, agradecido, pero que no fue tarea fácil para quien apenas ha toreado en los últimos años, siglos deben parecer cuando te ves delante de semejante animal. Torres se creció, debe ser lo de sentirse torero, y anduvo muy serio, muy atornillado a la arena para a partir de ahí construir. Y construyó. Sincera y con momentos intensos le quedó la labor, por la que se le pidió el trofeo y hubo de conformarse con la vuelta al ruedo. Fue un canto a la honestidad.
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