Toros
Padilla, a hombros al grito de ¡Libertad!
Palma de Mallorca celebró ayer el primero de los dos festejos programados antes de que entre en vigor la nueva Ley de regulación de la tauromaquia.
Palma de Mallorca celebró ayer el primero de los dos festejos programados antes de que entre en vigor la nueva Ley de regulación de la tauromaquia.
Con la incertidumbre aún sobre el futuro de la tauromaquia. Con la esperanza de que la nueva Ley aprobada por el Gobierno balear para su regulación sea abolida por el Tribunal Constitucional, y no la haga reducirse a límites tan insignificantes que por su propia inercia la haga desaparecer en Baleares; ayer los aficionados a los toros se dieron cita en el Coliseo balear. Así tuvo lugar el primero de los dos festejos programados antes de que en las próximas semanas, si la Ley sigue su curso y los recursos emitidos por el Gobierno central no se toman en consideración, entre en vigor.
Al grito de ¡Libertad! ¡Libertad!, comenzó el festejo en el que hicieron el paseíllo los diestros Juan José Padilla, David Fandila «El Fandi» y Sebastián Castella para lidiar un encierro de Marqués de Quintanar. Los aficionados respondieron una vez más a las citas taurinas en la capital balear. Casi dos tercios del aforo se llenaron en la noche de ayer para disfrutar de una velada en la que salió a hombros Padilla, que consiguió cortar una oreja a cada uno de sus toros. El Fandi y Castella cortan una oreja cada uno.
La denominada Ley de «Toros a la balear» fue aprobada el pasado lunes, 24 de julio con los votos a favor de PSIB–PSOE, los econacionalistas de MÈS y Podemos. Únicamente votó en contra el Partido Popular y Ciudadanos. Una legislación que pretende anular la sangre y la muerte del animal en el espectáculo, brindándole a éste, tras el festejo, una vida «eterna» en el campo. Además, limita a tres el número de toros que, cumplidos los cuatros años, podrán ser toreados durante un tiempo máximo de 10 minutos. De este modo, becerradas y novilladas no se podrán celebrar ya que el animal no supera dicha edad. Y solamente, el torero, que no matador, ya que no podrá ejecutar la suerte suprema, deberá utilizar capote y muleta, quedando totalmente prohibida la utilización de estoques, puntillas y banderillas. Además, si con esta «tauromaquia light» que quieren imponer no fuese suficiente para acabar con ella, asfixiándola poco a poco, los menores de 18 años no podrán acceder a los cosos taurinos, con el objetivo de cortar de raíz la creación de nuevos aficionados. De este modo, la estrategia izquierdista pretende acabar con los pilares fundamentales de la tauromaquia y así, no contradecir el dictamen que emitió el Tribunal Constitucional hace apenas unos meses cuando derogó la Ley que prohibía los toros en Cataluña ya que apuntó que las Comunidades sólo tienen competencias para su regulación y no para su prohibición.
Esta Ley balear ha sido recurrida por el Gobierno popular en el Tribunal Constitucional, ya que según el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, vulnera la Constitución al invadir competencias de la Administración General. Una imposición de la izquierda que pretende saltarse a la torera todos los artículos constitucionales que defienden a la tauromaquia como espectáculo cultural y de «todos los españoles».
Por otra parte, ANOET, la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos, también anunció ayer, a través de un comunicado, que activará los medios jurídicos y materiales que sean necesarios para defender la tauromaquia y sus valores.
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