Francia
López Simón, dos orejas, a hombros en Nimes
El diestro desorejó al quinto en una tarde en la que Manzanares obtuvo también un apéndice, mientras que Varea saldó su alternativa con dos ovaciones
El diestro desorejó al quinto en el quinto festejo de la Feria de la Vendimia de Nimes (Francia), una tarde en la que José María Manzanares obtuvo también un apéndice, mientras que Varea saldó su alternativa como matador de toros con una ovación al término de sus dos faenas
Toros de Juan Pedro Domecq, el quinto como sobrero, nobles, sosos y, algunos, en el límite de las fuerzas. El más completo, el quinto bis, ovacionado en el arrastre. La plaza rozó el lleno en los tendidos. José María Manzanares, oreja tras aviso y silencio; Alberto López Simón, ovación tras aviso y dos orejas; Varea, que tomaba la alternativa, ovación Y ovación.
Jornada de alternativas en Nimes. Si esta mañana fue la de Ginés Marín, por la tarde le tocó el turno a Varea con una actuación técnica y de mando (más poder que estética) ante un noble toro de Juan Pedro Domecq. Pinchó varias veces y el doctorado se saldó con una ovación.
A continuación, tuvo Manzanares que sobreponerse a dos factores: las rachas de viento y la sosería de su adversario. Pudo con ambos elementos, aunque lo más impecable de su actuación fue la estocada en la suerte de recibir, algo trasera, pero de enorme eficacia que le granjeó una oreja como premio. Con el cuarto hubo aún menos toro, pues fue un «juanpedro» inválido con el que Manzanares no pudo sino justificarse.
A López Simón le funcionan las muñecas como a un reloj suizo la maquinaria. Toda su tauromaquia reposa en las extremidades superiores, pues las inferiores las ancla en la arena y no hay fuerza, ni animal ni humana, que le haga rectificar la posición. Su faena al tercer «juanpedro» (otro ejemplar de nobleza almibarada) terminó con tintes ojedistas, literalmente entre los pitones. El fallo a espadas le privó de cortar una oreja.
El quinto, rozando la invalidez ya de salida, terminó por romperse la mano delantera en el último tercio, por lo que López Simón quedó inédito ante el monumental enfado del Coliseo. Pidió el torero de Barajas el sobrero y, esta vez sí, armó la revolución. Y así, con él roto, pasándose al toro a milímetros, poniendo toda la emoción de la que había carecido la tarde, cortó dos orejas.
Varea aprovechó el buen ambiente dejado por Simón y recibió al sexto de rodillas. En la faena de muleta anduvo relajado y con las ideas claras desde el primer pase. Toreo de muletazo largo, rematando por detrás de la cadera, hasta que el ejemplar de Juan Pedro Domecq, también escaso de fuerza, doblegó. Pinchazo, estocada y ovación como balance final.
Oreja para López Chaves y fuerte cornada a César Valencia en Vic-Fezensac
El diestro Domingo López Chaves cortó hoy la única oreja de una brava y encastada corrida de Valdellán, hoy en la ciudad francesa de Vic-Fezensac, una tarde en la que la cruz la representó el venezolano César Valencia, que sufrió una fuerte cornada por el sexto toro.
Toros de Valdellán, sin exceso de peso, aunque con trapío más que suficientes y de astifinas defensas, bravos y encastados, de interesante comportamiento en conjunto. Domingo López Chaves, oreja, silencio y silencio en el que mató por César Valencia; José Carlos Venegas, silencio y vuelta al ruedo tras petición. El venezolano César Valencia, silencio en el único que mató.
En la enfermería fue revisado el venezolano César Valencia de una «cornada de tres trayectorias, de 10 centímetros aproximadamente cada una, en la corva derecha, con importante daño costal que produce neumotórax», informa a Efe el doctor Claude Giraud. «Pronóstico reservado. Trasladado al hospital de Eauze para ser sometido a un estudio en profundidad».
La plaza rozó el lleno en los tendidos.
Muy por encima de sus compañeros se mostró Lopez Chaves, perfecto en su papel de jefe de lidia y de lidiador. Entendió a la perfección al primero, un buen toro, bravo en el caballo, con fijeza y movilidad, con el único defecto de no humillar siempre hasta el final.
El salmantino le dio mucha ventaja antes de buscarle las vueltas y cortó la única oreja de la tarde. No pudo redondear, sin embargo, con su segundo López Chaves, al pararse muy pronto.
Venegas, que pasó casi de puntillas con su primer toro, entendió tarde al buen y encastado quinto, pero le dio entonces tres tandas meritorias que le valieron una fuerte petición no atendida por la presidencia.
El bravo y encastado sexto desbordó al venezolano César Valencia en el capote, luciéndose después en varas, y, a pesar de la voluntad del torero, se hizo dueño del ruedo. Al final ocurrió lo que se presentía, es decir: cogió al matador y le propinó una cornada en el suelo.