Ferias taurinas
La Virgen quiere toros
Leo Valadez sale a hombros y Beltrán pasea una oreja
Valencia, 7 de mayo. Festejo del día de la Virgen. Novillos de Zacarías Moreno, bien presentados y manejables, destacando quinto y sexto.
Fernando Beltrán, de azul noche y oro, entera, pinchazo, entera atravesada, media y dos descabellos, silencio con aviso; entera, oreja.
Alejandro Marcos, de rosa y plata, media, silencio; pinchazo y bajonazo, vuelta al ruedo.
Leo Valadez, de azul pavo y oro, entera, ovación; entera, dos orejas. De las cuadrillas destacó El Sirio. Un cuarto de entrada.
Valencia, tras un año en blanco, recuperó su tradicional festejo con motivo de la festividad de la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad. Función antaño clave en el calendario taurino valenciano y que, poco a poco fue perdiendo protagonismo y hasta interés. Lo hizo con una novillada picada que fue de menos a más hasta terminar siendo triunfal. Comenzó de manera fría y gris, como el día, pero a partir de la segunda mitad fue creciendo y finalizó con un torero por la puerta grande. Se ve que la Virgen, la Maredeueta, quiere que haya toros en su día y echó una mano, por que, además, pese a que se anunciaron fuertes lluvias, no cayó ni una gota.
Fue tarde asimismo de presentaciones, empezando por el de la ganadería, la de Zacarías Moreno, vacada de reciente formación y de encaste domecq, vía Juan Pedro con aportes de Daniel Ruiz y Garcigrande, que lidió un encierro bien presentado, noble en conjunto, manso y manejable, destacando en positivo quinto y sexto y siendo el segundo el más áspero y brusco.
También fue potable el que abrió plaza, aunque le faltó emoción y con el que Fernando Beltrán compuso una faena estética y rebajada con numerosos tiempos muertos que acabó totalmente diluida y arruinada con la espada. Sería, sin embargo, el novillero de Faura quien cimentó el éxito de la función al cortar la primera oreja de la misma por un trasteo irregular al cuarto pero que ahora sí remató con contundencia estoqueadora.
Alejandro Marcos debutó en el coso de Monleón sin demasiada fortuna y sin dejar especial recuerdo. Anduvo valiente con el arisco segundo, de imposible lucimiento, y dejó pasajes de gusto y templanza frente al quinto, pero sin acabar de redondear, si bien en su descargo hay que apuntar que molestó mucho el viento.
Leo Valadez acabó siendo el triunfador, aunque su salida a hombros quedase bastante desangelada al no haber nadie en el ruedo para sacarle a hombros y tener que hacer de costalero el ayuda. Las buenas maneras que dejó ver en su debut con caballos en esta plaza, en fallas del año pasado, las confirmó ahora, estando valiente y concienzudo con el tercero –sin fijeza alguna y que acabó en la puerta de toriles– y muy decidido y dispuesto con el sexto, al que apuró en un trasteo en el que dejó excelentes naturales y al que le sobró una puntita de velocidad.
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